Ir al gimnasio a entrenar es bueno para nuestra forma física y nuestra salud general. Y hay que esforzarse y entrenar duro. Pero sin pasarse. Porque entonces los riesgos pueden no compensar los beneficios. Y un buen ejemplo de ello es el caso que recoge ScienceAlert, protagonizado por un adolescente de Texas que sufrió un síndrome conocido como rabdomiolisis por excederse con el entrenamiento físico.

Rabdomiolisis es como se llama a la desintegración de las fibras musculares producida por un esfuerzo excesivo. No es que las fibras se rompan, es que se descomponen. Y ese proceso provoca que varias sustancias se viertan al torrente sanguíneo con consecuencias que pueden ser fatales. Una de esas sustancias es una hemoproteína llamada mioglobina que acaba acumulándose en los riñones, causando el fallo de los mismos.

Estudios realizados en Estados Unidos calculan que alrededor del 33% de los casos de fallo renal agudo que se producen en ese país, son consecuencia de la rabdomiolisis. Y se estima que un 10% de los mismos acaba en muerte, por no haber sido atendidos a tiempo.

Pero además, este trastorno también libera diversas enzimas que afectan a los ritmos cardíacos y que elevan el nivel de calcio en el organismo. Pero, ¿cuál es el límite de entrenamiento a partir del cual se corre el riesgo de sufrir rabdomiolisis? Los especialistas dicen que es difícil saberlo, ya que depende de cada persona. Pero recomiendan no forzar el límite de la resistencia demasiado para evitar ese peligro.

Respecto a los síntomas que provoca, el principal de ellos es que hace que la orina se vuelva más oscura, y causa un dolor que no desaparece conforme pasan los días.

Fuente: ScienceAlert.

Vicente Fernández López