Las astas de los ciervos podrían encerrar la clave para resolver el enigma del origen de la osteoporosis, una enfermedad que provoca una pérdida progresiva de la masa ósea.

Investigadores del CESID descubrieron que las cuernas de estos animales, consideradas casi irrompibles, se ha­bían vuelto muy frágiles. ¿El motivo?

La anemia provocada por el debilitamiento mineral de las plantas que comían estos hervíboros, causado por las heladas invernales.

Ahora, los expertos se plantean que los pacientes de osteoporosis puedan sufrir una carencia mineral similar a la que padecen estos animales, lo que abre una nueva e interesante línea de investigación.

Redacción QUO