Ideado en el departamento de Ciencia de los Alimentos de la Universidad Tecnológica Chalmers (Suecia), este nuevo producto, inspirado en el tempe, o carne vegetal, permitirá consumir los cereales integrales cada vez más valorados: en concreto, hablamos de las “intragables” avena y cebada. Así adquieren un formato atractivo y funcional, y son más saludables que en los habituales cereales del desayuno; en la mayoría de los casos llevan sobredosis de azúcar y van tostados, lo que es casi una garantía para la formación de la acrilamida (sospechosa de producir cáncer). El tempe es un producto típico de la isla de Java, y a estas alturas, de consumo generalizado entre los vegetarianos. Se trata de un pastel obtenido por fermentación de granos de soja con el hongo Rhizopus oligosporus, y que igual se consume a modo de filetes que como embutido, frío o caliente, frito, etc. Ya existen variantes del tempe elaboradas a base de otras legumbres y cereales. El resultado de la fermentación en laboratorio, con la misma especie de hongo y en condiciones controladas, de los granos de cereal es que consigue preservar el alto aporte de fibra de los cereales, su cantidad de proteínas y, además, multiplica el contenido en hierro asimilable por el organismo, que resulta así mayor con respecto al del resto de los cereales.

Redacción QUO