Pueden provocarlo diferentes estímulos (luz, microbios, comida, etc.) y genera una expulsión de aire que alcanza los 150 km/h; el viento a esta velocidad es capaz de arrancar árboles
En algunas personas, cuando se sobreestimula el nervio óptico (cambios de luz), se produce una respuesta en el nervio trigémino (el más importante de la cara), lo que dispara el estornudo.
Al estornudar también se activa otro reflejo, el del parpadeo. Aunque no en todo el mundo. Hay personas que, sin proponérselo, son capaces de estornudar con los ojos abiertos.
Investigadores japoneses han demostrado que algunas personas con la médula dañada pierden la capacidad de estornudar.
Si una partícula extraña irrita la mucosa nasal, inspiramos una gran cantidad de aire; los músculos abdominales se contraen; se eleva el diafragma y el aire sale expulsado con fuerza por la nariz y la boca, arrastrando el cuerpo extraño.
Desde aquí se controla la respuesta de los nervios parasimpáticos, que regulan la contracción de las pupilas, la sensación de saciedad… A veces se produce un cortocircuito, el cerebro confunde ciertos estímulos y estornudamos por razones que resultan extrañas: sexo, saciedad, luz solar.
Redacción QUO
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