La dieta cetogénica, comúnmente conocida como dieta Keto, es una dieta elevada en grasas y muy baja en carbohidratos, que simula el estado metabólico que induce un ayuno prolongado.
Gustavo Daniel Frechtel, Universidad de Buenos Aires y Maria del Pilar Quevedo, Universidad de Buenos Aires
Al diseñar planes de alimentación para enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, la enfermedad cardiovascular, etc., existe un principio nutricional inquebrantable que es el de la adecuación.
Este principio sostiene que el plan se debe adecuar a los hábitos, costumbres y a la situación clínica de cada individuo en caso de enfermedad, según escribió Pedro Escudero, médico argentino conocido como el padre de la nutrición.
El profesor Escudero también sostenía que la alimentación normal debía proveer calorías suficientes para cada individuo, aportar de manera completa todos los nutrientes y mediante una relación armónica entre ellos.
Actualmente, con la llegada de nuevas estrategias nutricionales, es evidente que dicho principio fundamental es el único que debe respetarse para que el tratamiento ofrecido sea de utilidad para las personas gracias a la evidencia científica que posee.
¿Qué es la dieta cetogénica?
La dieta cetogénica, comúnmente conocida como dieta Keto, es una dieta elevada en grasas y muy baja en carbohidratos, que simula el estado metabólico que induce un ayuno prolongado.
En condiciones normales, nuestro organismo obtiene la energía de los hidratos de carbono. Por eso, en las condiciones de baja disponibilidad que reporta esta dieta, la producción de energía en las células se obtiene de las grasas. Así se producen cuerpos cetónicos (compuestos metabólicos generados como respuesta a la falta de reservas de energía), ocasionando un estado de cetosis que tiene efecto anorexígeno o de reducción del apetito.
Entre sus beneficios, esta dieta reporta una pérdida de peso en pacientes con obesidad y provoca cambios en la composición corporal. También se produce una pérdida de masa grasa.
Por otro lado, puede dar lugar a una mejora de la sensibilidad a la insulina y los valores de glucemia (azúcar en sangre). De hecho, en pacientes con diabetes mellitus la reducción del aporte de hidratos mejora el perfil de glucemia, mas aun si se reduce el aporte calórico diario. Asimismo, se ha propuesto una disminución de la inflamación y del estrés oxidativo.
Estos efectos clínicamente favorables de la dieta Keto han sido estudiados en diferentes modelos animales obesos y con diabetes tipo 2, así como en pacientes con estas enfermedades metabólicas.
¿Para quién esta recomendada esta dieta?
Las dietas Keto podrían indicarse por cortos período de tiempo en persona con obesidad y enfermedades metabólicas asociadas, como la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, hígado graso no alcohólico o poliquistosis ovárica. Pero también para utilizar un plan de alimentación hipocalórico que contemple las referidas leyes básicas de la alimentación como el tratamiento de base de estas enfermedades.
Algunos de los efectos adversos que puede provocar tal restricción son estreñimiento, diarrea, náuseas, calambres, cansancio, fatiga, irritabilidad, cefalea, mal aliento y déficit de vitaminas y minerales. Por eso, en muchos casos es necesario tomar suplementos recomendados por profesionales.
También puede producir otros efectos a nivel cardiológico como arritmias, alteraciones del metabolismo cardíaco, etc. Por eso, debe ser una alimentación indicada y controlada por un especialista.
Estas desventajas o efectos adversos son reacciones personales y que se presentan con la utilización prolongada de las mismas, por eso se recomienda su aplicación por períodos cortos de tiempo. De hecho, esta es una de sus principales desventajas: presenta una gran dificultad en el sostenimiento a largo plazo.
La dieta cetogénica ha demostrado una acción terapéutica anticonvulsivante en casos de epilepsia refractaria mediante su acción sobre neurotransmisores y antooxidante. Además, también podría ser un adyuvante de la terapéutica de enfermedades oncológicas.
No todas las grasas son válidas en la dieta Keto
Muchos influyentes en redes sociales recomiendan este tipo de dietas (al igual que lo hacen con otros productos de salud) sin supervisión médica. Esta forma de adaptarse a una dieta es peligrosa, pues no cuenta con los requisitos adaptados a cada persona dado que no está recomendada por una persona profesional.
Como consecuencia, es común que la recomendación de altas ingestas de grasa se haga en muchas ocasiones a partir de alimentos muy procesados. Pero ¿forma esto parte de la dieta cetogénica?
Si bien hay diferentes tipos de dietas Keto, cuyo análisis supera esta publicación, debemos tener mucho cuidado en el tipo de grasa que se utiliza, ya que alimentos ultraprocesados y ricos en ácidos grasos saturados terminarán produciendo aumentos indeseables del colesterol. De ahí la importancia de la supervisión médica.
El ayuno intermitente y la dieta Keto
El ayuno intermitente, que suele ir de la mano de esta dieta, es una estrategia nutricional que consiste en la alternancia entre periodos de ayuno y de alimentación por lapsos variables, entre 12 y 24 horas. Ha ganado popularidad por su simplicidad y por sus resultados prometedores, pero ¿con que evidencia contamos a favor de la practica del mismo?
La mayor evidencia a favor es la perdida de peso de entre 1 y 4 % en personas con sobrepeso y obesidad.
Además, se ha observado mejoría en la presión arterial y reducción en la resistencia a la insulina. No se han demostrado resultados en humanos de reducción de marcadores inflamatorios aunque sí del estrés oxidativo.
Finalmente con respecto al apetito, el ayuno intermitente ha demostrado mayor sensación de saciedad vinculada a los cambios en hormonas intestinales. Sus desventajas mas destacadas son los cambios en el habito intestinal y la sensación de boca seca. También es difícil de sostener por tiempo prolongado.
Si bien contamos con pruebas alentadoras de efectos terapéuticos y conocimientos cada vez mayores sobre mecanismos de acción, se deben realizar ensayos clínicos controlados aleatorios para dilucidar las bases metabólicas de estas dietas para definir su uso clínico.
En definitiva, el gran problema de las dietas Keto es su indicación y utilización sin la adecuada supervisión de profesionales idóneos con preparación científica y académica adecuada en el campo de la Nutrición, con conocimientos sólidos en alimentación y sobre todo en el impacto de la misma sobre el metabolismo.
Gustavo Daniel Frechtel, Médico. Profesor Titular Departamento de Medicina. Facultad de Medicina. Universidad d Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires y Maria del Pilar Quevedo, Médica especialista en Nutricion, Universidad de Buenos Aires
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.