En ocasiones, la patología aparece después de una alteración endocrina, una demencia, encefalitis letárgica o la ingesta de determinados fármacos. Estos pueden ser los desencadenantes. A partir de ahí, el sujeto desarrolla una estructura mental en la que entran en conexión áreas cerebrales relacionadas con el sentimiento de angustia y que regulan el ánimo. El acto de robar se convierte en una forma de “desactivar” esa ansiedad y de elevar el estado de ánimo.
Tiene difícil cura. Solo en algunos casos de cleptomanía los antidepresivos han resultado eficaces. Un estudio de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) demostró que el número de recaídas después de un tratamiento con antidepresivos no había sido menor que con el placebo del mismo medicamento. A veces se usa un fármaco perteneciente a los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, eficaz en algún otro trastorno del control de los impulsos. Tampoco ha resultado demasiado eficaz la terapia de grupo y de modificación del comportamiento.
Redacción QUO