El Monasterio de Santes Creus (Tarragona) conserva los restos de la única tumba real de la corona catalano-aragonesa de época medieval que no ha sido profanada. En concreto, se trata de Pere II “el Gran”, o Pedro III de Aragón, según los diferentes títulos que le correspondían (Valencia, 1240-Vilafranca del Penedès, 1285). Era hijo de Jaime I El Conquistador.

Los responsables de la investigación, pertenecientes al Museo de Historia de Cataluña, han concluido que la tumba sigue intacta desde hace más de 700 años, tras utilizar una analítica de gases y una endoscopia con una pequeña cámara dentro del sepulcro.

Los expertos creen que podrán recabar datos inéditos de este rey, que impulsó la expansión de esta corona por el Mediterráneo. El proyecto de restauración prevé la apertura de la tumba para conocer más datos sobre la vida del rey, su ADN, sus características físicas, las enfermedades que sufrió, la causa de su muerte o su dieta. El perfil genético de Pere II El Gran servirá también para averiguar si los restos que se conservan en el vecino Monasterio de Poblet pertenecen a su padre, Jaume I El Conquistador.

Redacción QUO