Del tamaño de una pelusa. Así será la próxima generación de células solares. Y lo más notable es que no perderán eficacia.
“La idea – señala Greg Nielson, del Laboratorio Nacional de Sandia en Albuquerque – es que la energía solar puede estar en cualquier sitio. Crear células solares que se puedan doblar y moldear a placer y así ubicarlas en un ordenador portátil, en un teléfono móvil, en una mochila o en una tienda de campaña”.
El truco para crear este tipo de células consiste no solo en miniaturizar el tamaño, sino también en reducir al mínimo la cantidad de silicio que se utiliza en su fabricación. La mayoría de los dispositivos fotovoltáicos están construidos a partir de placas de costoso silicio. Sin embargo las placas elaboradas en los laboratorios Sandia tienen un grosor de 20 micrometros, menos de un 10% de las convencionales y, por si fuera poco, son bastante más pequeñas de largo y ancho. Esto les permite ubicarlas en cristales u otras superficies transparentes sin perder visión a través de ellas ya que la energía solar se concentra en una célula del tamaño de la cabeza de un alfiler. En estos casos el silicio utilizado representa cerca de un 1% del que precisan las células comerciales.
Respecto a su rendimiento, los científicos han conseguido una eficacia de conversión de energía cercana al 15% y anticipan que en breve lo elevarán al 20%. Las células solares más eficentes tiene un índice del 25%.

Juan Scaliter