Miguel Lorente estudió la muerte de Cristo aplicando sus conocimientos de medicina forense, y ha escrito dos libros: 42 días y La mano del predicador.
¿En qué evidencias se basa para sostener que Cristo no murió en la cruz?
En el análisis forense de las manchas de sangre y de la imagen de la Sábana Santa.
Usted considera que la Sábana es auténtica.
Creo que no hay elementos objetivos para cuestionar su autenticidad. La prueba del carbono 14 se hizo de modo inadecuado.
¿La crucifixión de Cristo es una construcción mitológica?
Mis hallazgos son compatibles con el hecho de que Jesús fuera crucificado. La conclusión que obtuve es que Jesús debió de sufrir un shock que lo llevó a un estado clínico de muerte aparente y que, después, al preparar su inhumación, observaron signos de vida.
¿Cómo podría haber sobrevivido Jesús a la lanzada final en el costado?
No es imposible desde el punto de vista clínico. Ninguna de sus lesiones era “mortal de necesidad”. La razón de por qué no le mató la lanzada es que fue una herida en bisel, hecha desde un plano inferior, por lo que la lanza tuvo que seguir una trayectoria de abajo hacia arriba. Al penetrar, la cavidad torácica derecha se expandió como un globo y empujó a las paredes del tórax. La presión que ejerció la expansión de dichas paredes permitió que sus bordes se aproximasen y que las complicaciones, aun graves, fueran menores.
Redacción QUO
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