Cadmio, plomo, ftalatos, antimonio, PCB (bifenilos policlorados), PVC, retardantes de llama bromados (RFB), clorobencenos, polibromodifenil, trifenilfosfato, mercurio, compuestos de cromo hexavalente, etc. Hasta 40 componentes perjudiciales para el medio ambiente y/o la salud humana se desprenden de la chatarra electrónica. Aunque los fabricantes estudian el uso de materiales cada vez menos contaminantes y la reutilización de reciclados. Por ejemplo: “Recientemente, Apple eliminó un gran tóxico, el retardante de llama bromado, que estaba en sus cables de alimentación. Para ello, ha puesto un transformador y ha cambiado ese cable por otro fino con un voltaje menor. Una solución que no ha supuesto un incremento en el precio”, apunta Julio Barea de Greenpeace.
Redacción QUO
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