La llamada pirámide de la Luna se encuentra en las ruinas de Teotihuacán (México), que fue una de las ciudades prehispánicas más importantes y florecientes del continente americano. Anterior a la civilización azteca o mexica, no se sabe con total certeza quienes fueron sus primeros pobladores, aunque se piensa que pudieron ser los nahuas, el pueblo del que descienden los aztecas.

En 2017, un estudio realizado por un equipo del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, reveló que las pruebas hechas con escáner indicaban la existencia de un posible túnel bajo la pirámide. Y, ahora, arqueólogos mexicanos, han descubierto a ocho metros de profundidad la entrada a una cámara funeraria y a un túnel subterráneo de unos quince metros de longitud.

Según los autores del hallazgo, todo parece indicar que aquel era un lugar con un significado ritual, y que los habitantes de Teotihuacán consideraban dicho túnel una entrada al inframundo.

Cómo ya hemos dicho, no se sabe con certeza quienes fueron los fundadores de esta ciudad, pero en la tradición mexica el inframundo constaba de nueve niveles, el más profundo de los cuales recibía el nombre de Mictlán. El viaje hasta allí duraba el equivalente a cuatro años, durante los cuales el alma del difunto tenía que superar varias pruebas. Y, cuando finalmente llegaba a su destino, era recibida por Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, las deidades del inframundo, que le anunciaban el final de sus pesares.

Fuente: Mundohispánico.

Vicente Fernández López