En enero de 2018 seis mujeres británicas se convertían en el primer grupo femenino en cruzar la Antártida a pie. Valiéndose solo de esquíes, consiguieron recorrer nada menos que 1.700 kilómetros, soportando condiciones extremas, con temperaturas como -40℃ (-40℉) y vientos abrasadores de 96 km/h (60 mph) durante 61 días. Pasaron a la historia como las ‘Doncellas de Hielo’ o ‘Ice Maiden’.

Ahora, una reciente investigación de la Universidad de Edimburgo y del Royal Centre for Defence del Reino Unido, toma como base el éxito de esta expedición para señalar el hecho de que el cuerpo de la mujer es más hábil a la hora de gestionar el estrés físico causado por un ejercicio intenso de lo que se pensaba hasta el momento.

En concreto, este nuevo estudio analizó la fuerza ósea, el peso y las hormonas de este equipo de soldados británicas antes y después de la expedición. Los sorprendentes resultados mostraron que los esteroides sexuales, los corticosteroides y los marcadores metabólicos de las mujeres no se vieron apenas afectados por la actividad física tan intensa que llevaron a cabo. Tan solo variaron significativamente los niveles de leptina (una hormona involucrada en el almacenamiento de grasa y metabolismo) y vitamina D, cayendo durante la expedición (pero recuperándose 11 días después).

Perdieron como media unos 9.5 kg de masa grasa, y su masa magra no cambió. Todos cambios similares a los que podría haber experimentado un equipo de atletas masculinos en las mismas circunstancias.

La fuerza ósea y la integridad de los huesos no se habían visto afectados, lo que ponía de manifiesto, que con el entrenamiento y la preparación adecuados, la capacidad biológica femenina frente a un ejercicio intenso y extremo es mucho mayor de lo que se creía hasta el momento.

Los autores de este estudio señalan la importancia de los datos obtenidos a la hora de analizar y minimizar el impacto sobre la salud de hombres y mujeres que desempeñan empleos o actividades físicas extremas. Los expertos aseguran que lo esencial es un entrenamiento, preparación y alimentación adecuadas para soportar tales actividades.

El siguiente paso es analizar cómo estas actividades físicas extremas pueden afectar a la salud de hombres y mujeres, cuáles serían los efectos negativos concretos, para tratar de prevenirlos.

Belén Robles González