Pregunta: ¿Cómo le surge la inspiración para investigar sobre esos temas tan… rebuscados, por no decir retorcidos?
Respuesta: Creo que viene de mi afición a la magia. Me atrae desde que era niño, y de adolescente actué como prestidigitador amateur. Pero lo que más me fascinaba era comprobar la disposición que tenía una gran parte del público, e incluso algunos magos también, para autoconvencerse de que más allá del truco habilidoso había algo realmente esotérico o sobrenatural.
Pregunta: ¿Somos demasiado crédulos los humanos?
Respuesta: Somos seres curiosos y buscamos explicaciones para todo lo que nos rodea, pero a veces nos quedamos con la más extravagante antes que con la más racional. En uno de mis proyectos trabajé con personas que caminaban sobre brasas ardiendo sin quemarse los pies. La ciencia ha demostrado que, debido a las peculiaridades del carbón como conductor del calor, es posible andar sobre él durante siete segundos sin quemarse los pies. Pero aquellos hombres estaban convencidos de que todo era fruto de su capacidad mental para desafiar al dolor. Yo les hice caminar sobre el fuego durante doce segundos y acabaron todos gritando y con varias quemaduras; pero no hubo manera de convencerles de que todo era una cuestión de física. Ellos me acusaban de que el experimento alteraba su fuerza mental.

Redacción QUO