Probablemente hemos visto decenas de imágenes de la Luna, pero pocas tienen la resolución y la belleza que logra Andrew McCarthy. Y lo sorprendente es que lo hace desde su propia casa.

“Mi pasión por el espacio comenzó cuando era pequeño – confiesa McCarthy –, mirando a través del telescopio de mi padre a los planetas y la Luna. Mi objetivo siempre ha sido inspirar a otras personas con mis imágenes y obtener más apoyo público para la exploración espacial”.

La imagen superior está compuesta por unas 50.000 fotografías y tiene una resolución total de 81 MP. Para conseguirlo McCarthy puede pasarse una noche entera controlando factores como la humedad, el brillo de la luna, el reflejo de las estrellas que se ven en el cielo.

“Muchas veces, una noche completa y horas de procesamiento darán como resultado una imagen terrible debido a errores de rastreo, empañamiento o sobrecalentamiento de los sensores, o condiciones atmosféricas, por lo que esto aún requiere perseverancia y, a veces, un poco de suerte – añade McCarthy – incluso con todo el trabajo y precauciones”.

Para fotografiar la Luna, este es el proceso aproximadamente:

– Instalar una montura y colocar el telescopio.

-Si la Luna aún está baja en el cielo, comienza con las tomas en color, unas 2.000 imágenes a 150 cuadros por segundo (fps).

– Si se trata de estrellas, se toman cientos de fotos más del cielo alrededor de la Luna, que, si bien producirá un gran resplandor, se eliminará más tarde en el posprocesamiento.

      – Las imágenes obtenidas se procesan con un software especial que trabajará toda la noche y la mayor parte del día siguiente para alinear y unir automáticamente las imágenes.

      Finalmente se hacen los ajustes hasta conseguir la imagen deseada.

      image

      Andrew McCarthy

      “Esta es nuestra luna llena, procesada con un color altamente mejorado para mostrar variaciones en el regolito lunar, resultado de diversos impactos que revelan diversas composiciones minerales – explica McCarthy –. Tomé los datos de color de otra foto mía (la que encabeza este artículo) y le agregué los colores pensando en los minerales que la componen”.

      Juan Scaliter