La gente que habla muy alto en un lugar público o los profesores que no paran la lección a su hora parecen suponer un grave problema para los investigadores japoneses Kazutaka Kurihara y Koji Tsukada, del Instituto Nacional de Ciencia Industrial y Tecnología Avanzada de Japón. Aparentemente desconocedores de fórmulas sencillas y baratas del tipo “¿le importaría hablar fuera de la biblioteca, por favor?” o “disculpe, pero la clase ha terminado”, ambos han desarrollado un dispositivo capaz de imponer silencio a los charlatanes al momento.

El Speechjammer (bloqueador del discurso) utiliza un planteamiento sencillo: apuntándolo hacia la boca de una persona, graba lo que esta dice y lo vuelve a reproducir en dirección a ella en fracciones de segundo. El «atacado» tiene la molesta sensación que todos hemos experimentado cuando un teléfono repite nuestras palabras, y se ve incapaz de seguir expresándose más allá de sonidos sin sentido alguno.

Kurihara y Tsukada destacan como bonanzas del artilugio que no causa ningún daño físico y que sólo afecta a la persona a la que se dirige. Han desarrollado dos prototipos, con los que han realizado un reducido estudio preliminar, pero aseguran que deberían seguir evaluando el sistema.

La investigación ha sido financiada por la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología dentro de su programa PRESTO, que promueve el desarrollo de la originalidad y la libertad de los científicos en iniciativas de investigación básica.

En este vídeo de demostración, los inventores presentan las mencionadas situaciones de la biblioteca y la clase. Pero a nadie se le escapa que las aplicaciones del Speechjammer podrían perder esa aparente ingenuidad y aproximarse mucho a lo que todos conocemos como censura.

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Pilar Gil Villar