Los residentes de la cercana Ciudad del Cabo tienen que explicárselo con frecuencia a los turistas. El punto más meridional del continente es el mucho menos famoso cabo de las Agujas, 150 kilómetros al sudeste del cabo de Buena Esperanza.

En general, el motivo que suele darse para explicar la fama, y el nombre, del cabo de Buena Esperanza es su gran importancia psicológica: era el punto a partir del cual los marineros, en el largo trayecto descendente a lo largo de la costa oeste africana de camino al Lejano Oriente, empezaban a navegar por fin en dirección este en lugar de sur.

Por otro lado, es posible que se tratara de un ejemplo temprano de estrategia de marketing.

Bartolomé Díaz (1451-1500), el navegante portugués que descubrió el cabo de Buena Esperanza y el primer europeo en finalizar el espeluznante viaje alrededor del pie de África, lo llamó «cabo de las Tormentas». Su patrón, el rey Juan II de Portugal(1455-1495), que deseaba animar a otros a que adoptaran esa nueva ruta comercial, le corrigió y lo rebautizó como «cabo de Buena Esperanza».

El monarca falleció sin descendencia a los cuarenta años de edad. Bartolomé Díaz falleció cinco años después. Naufragó durante una tormenta terrible que se llevó cuatro naves y a todos sus marineros, frente al cabo al que tan ominosamente había bautizado.

El cabo de las Agujas es igualmente traicionero y debe su nombre a las afiladas rocas y a los arrecifes que infestan sus aguas enfurecidas. La ciudad local alberga un museo del naufragio que conmemora «un cementerio de barcos».

Gracias a que está muy aislada y a que la playa es inaccesible y muy rocosa, se trata de una zona rica en fauna y flora. En tierra firme, acoge a la microrrana Microbatrachella capensis, en grave peligro de extinción, y a la alondra aplaudidora de las Agujas (Mirafra [apiata] majoriae), cuyo ritual de apareamiento incluye un batido de alas muy ruidoso.

En las aguas frente a la costa y entre mayo y agosto, el mar hierve con miles de millones de sardinas sudafricanas (Sardinops sagax) en plena migración. Estos bancos forman una de las mayores congregaciones de vida salvaje del planeta y equivalen a las grandes migraciones de ganado salvaje en tierra firme. Pueden llegar a extenderse a lo largo de seis kilómetros de largo y dos de ancho. Cientos de miles de tiburones, delfines, focas y aves marinas viajan en pos del banco, del que se alimentan pero al que apenas afectan en su conjunto.

El cabo de las Agujas está a 34º 49′ 58″ S y 20º 00′ 12″ E y es el punto que separa oficialmente los océanos Atlántico e Índico. Si navegara frente a él, mirando a esta costa relativamente normal que se va curvando de forma gradual, es muy probable que no se diera cuenta de ello, a no ser que viera el mojón que marca el punto exacto de la punta.

Redacción QUO