Toda ella. Durante más de 74 años y debido a un desafortunado error de traducción de Edwin Boring, un influyente psicólogo de Harvard, todos los colegios explicaban que cada área del órgano era la única responsable de uno de los cuatro sabores básicos (dulce, salado, ácido y amargo).
Su investigación, publicada en 1901, tuvo un amargo error de traducción. Lo que decía la investigación original era que la lengua humana tiene áreas de sensibilidad relativa ante los distintos sabores, pero la traducción de Boring afirmaba que cada sabor solo podía detectarse en una zona de nuestro órgano húmedo.
No sería hasta 1974, cuando la doctora Virginia Collings revisó la teoría original, cuando se percataron del error. Demostró que, aunque era cierto que la sensibilidad a los cuatro sabores variaba en función de la zona de la lengua, esa variación no era significativa.
* Publicado en Quonectados nº 220
Redacción QUO
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