Sin duda, esta es una historia apasionante. Según han revelado dos análisis genéticos, un misterioso grupo de personas cruzaron el desaparecido puente de tierra de Beringia desde Siberia hace miles de años. Algunas de las tribus, denominadas como ‘fantasmas de la selva’ aún sobreviven en las profundidades de la Amazonia brasileña. Ahora, gracias al trabajo de dos equipos de investigación, podemos hacernos una idea de cuándo y cómo llegaron estos inmigrantes a América del Sur.

Los estudios de ambos grupos, publicados en Science y Nature respectivamente, informan de que han encontrado claros indicios de que algunas poblaciones del Amazonas están genéticamente relacionados con poblaciones del sureste asiático. Según sabemos gracias a estos estudios comparativos, los indígenas pertenecientes a las tribus kartiana y suruí tienen un parecido sorprendente a los habitantes de Australia, Golfo de Bengala, islas de Andamán o de Papúa Nueva Guinea. Según Eske Willerslev, uno de los autores del informe, «esto indica que la población del ‘nuevo mundo’ no estaba tan aislada del ‘viejo mundo’ tras la primera migración«. «Es un hallazgo inesperado», reconoce Jenifer Raff, antropóloga y experta en genética. «Es uno de los resultados más interesantes que hemos visto en mucho tiempo».

Siempre se ha creído que los antepasados de los primeros habitantes de Sudamérica que emigraron a este continente hace 15.000 años procedían de Siberia y Altái. Sin embargo, cuando en el año 2012 se resolvió el gran misterio del hombre de Kennewick y se encontró que sus datos genéticos le aproximaban a los aborígenes de Australia y Oceanía, los investigadores empezaron a preguntarse si estaban en lo cierto. Quizá los antepasados de los nativos americanos habían llegado al Nuevo Mundo en al menos tres oleadas migratorias.

El equipo de David Reich, entre los que se encuentran una docena de genetistas rusos, han comparado los genomas de indígenas antiguos y modernos con el ADN de melanesios, polinesios y otros pueblos del mundo. Tras el análisis, han descubierto que los genomas de algunas tribus del Amazonas y otras regiones de Sudamérica poseían, además del genoma siberiano, ADN melanesio y austronesio que no procede de Asia o Europa, sino de Nueva Guinea y de las islas Andamán.

Según explica el investigador de Harvard, esto demuestra que los antepasados de estas tribus mantuvieron contacto con indígenas de Oceanía y Australia, lo que confirma la teoría de varias olas migatorias. Pero, por otro lado, según Reich, las numerosas mutaciones en los segmentos de ADN melanesio implica que estas fueron adquiridas por los antepasados de estas poblaciones mucho antes de cruzar el puente de Bering y que se convirtieran en los actuales indígenas. Esto hace que la teoría de una sola migración vuelva a tomar fuerza entre los investigadores. No obstante, sigue siendo un misterio cómo los antiguos melanesios y austronesios, habitantes de zonas con un clima cálido en ecuador y los trópicos, pudieron llegar hasta el sur de las regiones de Siberia y Chukotka, llegar a mezclarse con sus habitantes y emigrar con ellos a América del Sur.

Por otro lado, los resultados que arroja la investigación publicada en Science ha concentrado sus esfuerzos en el desarrollo de la inmigración eurasiática a través del Estrecho de Bering, que según creen tuvo lugar en el apogeo del último período glacial hace unos 23.000 años. Piensan que los emigrantes eurasiáticos se quedaron enclavados en el Estrecho de Bering durante al menos 8.000 años, tiempo en el que siguieron desplazándose por la costa hasta llegar a la parte más austral de América del Sur hará unos 14.600 años.

Según explica Maanasa Raghavan, investigador del Centre for GeoGenetics de la Universidad de Copenhague, «nuestra investigación presenta la imagen más amplia hasta la fecha de la prehistoria genética de América. Hemos podido demostrar que todos los nativos americanos, incluyendo los principales subgrupos de amerindios y atabascanos, descienden de la misma ola migratoria».

Por su parte, el profesor Johannes Krause, del Instituto Max-Planck de arqueología genética de Jena (Alemania), califica de ‘increíble’ esta similitud genética entre los habitantes del Amazonas y los grupos del sureste asiático. «La señal genética es demasiado elevada. Ahora sólo falta saber cuál de los dos grupos llegó antes a América, algo que descifrarán nuevos estudios genéticos».

Sin duda, es un indicio de un ancestro común, un pueblo asiático que partió a colonizar ambos continentes a ambos extremos del mundo.

Fuentes:

nature.com | sciencemag.org |

Redacción QUO