Hace casi 20 años, Jordan Mechner comenzó a analizar vídeos en los que su hermano corría y saltaba. Esto lo utilizó para estudiar los movimientos de una persona y cambiar el desarrollo de los videojuegos.
A partir de una técnica denominada rotoscopia, que reproduce el movimiento, creó Prince of Persia, un juego que sorprendió a crítica y público por ser el primero en el que el personaje podía colgarse de las paredes y caminar de puntillas de forma realista. Esta décima entrega de sus aventuras es la primera incursión del clásico en consolas de nueva generación, a la vez que supone un reinicio de la saga, pero con otras prestaciones. El nombre del flamante juego es el mismo que el escogido hace 19 años para la primera entrega. Concluida la trilogía de Las Arenas del Tiempo (hasta ahora había dos trilogías y tres capítulos independientes), los desarrolladores han optado por un nuevo camino. El protagonista es un aventurero que luchará junto a Elika contra el dios de la Oscuridad. Sus armas son una espada y un guante, el cual le permitirá hacer acrobacias más arriesgadas. Aventuras, acertijos y combates son prioritarios en una entrega que combina el motor gráfico del vi­deo­­juego Assassin’s Creed y un diseño cell shaded que recuerda a los cómics clásicos.

Redacción QUO