Nunca sabe uno que se esconde bajo el suelo que pisan nuestros pies, y mucho más si se trata de algún lugar en el que antaño floreció una civilización milenaria. Y eso es lo que ha ocurrido en Ciudad de México donde, al demoler un supermercado, han descubierto los restos de un antiguo templo azteca.

Los trabajos dejaron al descubierto lo que antaño fue una construcción dedicada a Ehécatl-Quetzalcóatl, el antiguo dios mexicano de la lluvia. Se trata de una estructura circular, de once metros de diámetro y uno y medio de altura.

Pero, además de los restos del edificio, también han aparecido vestigios de antiguas ofrendas, algunos de ellos tan macabros como los huesos de un recién nacido. Este tipo de regalos se realizaban a la deidad en los períodos de sequía para rogar que volviera a hacer llover.

Ahora, tras este hallazgo, la próxima vez que pisemos el súper del barrio no estaría de más preguntarnos si habrá sido edificado sobre los restos del algún poblado íbero.

Vicente Fernández López