Hay personas que sienten el impulso de arriesgar sus propias vidas para salvar las de otras personas. Fuertes, bravos, altruistas, son algunos de los calificativos que solemos usar para referirnos a ellos. Pero, ¿qué les impulsa a hacerlo? Las motivaciones pueden ser muchas, y dependen de cada persona en concreto. Pero, un estudio realizado por la Universidad de Ohio, ha revelado una que no tiene nada que ver con el carácter del individuo.
Los investigadores realizaron un estudio en Ruanda con 40 miembros de la etnia hutu que habían arriesgado sus vidas por salvar a personas de la etnia tutsi. Algunos de ellos estarían incluso en un principio alejados del perfil considerado como heroico, ya que anteriormente habían cometido actos de vilolencia contra los tutsis, matando a algunos de ellos; pero en un momento determinado y por algún motivo, decidieron salvar la vida de otros, escondiéndolos en sus propias casas. En concreto, habían matado a tutsis desconocidos para ellos, pero habían salvado a otros que eran sus vecinos.
Cuando examinaron cada caso en particular, los investigadores descubrieron que había elementos comunes en todos ellos. El primero, fue que la mayoría tenía sentimeintos religioso. El segundo, que casi todos sentían que la vida en una comunidad con armonía era algo que consideraban primordial.
Pero, el más importante fue que casi todos los voluntarios relataron que, en el pasado, sus padres o abuelos también habían salvado la vida de alguien. Para los investigadores se pone en evidencia que el heroísmo de algunas personas puede ser fruto del ejemplo ajeno, y del valor que le conceden a los sentimientos (tanto laicos cómo religiosos) que contribuyen a mantene cohesionado a un grupo humano.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López