Unas excavaciones realizadas fuera de los muros de Pompeya han servido para encontrar los restos de un establo romano que fue sepultado tras la erupción del Vesubio. Y en su interior han aparecido los restos extraordinariamente preservados de un caballo. Los investigadores fueron incluso capaces de inyectar yeso líquido en la cavidad que se había formado bajo los restos del animal. De esa manera pudieron inflarlo hasta formar algo parecido a una estatua que permite observar perfectamente cuál era su volumen y también sus dimensiones.
El caballo medía un metro y medio, por lo que era un ejemplar bastante pequeño. Pero junto a él también han aparecido diversos aparejos, entre ellos un arnés de bronce lujosamente ornamentado, que hacen suponer que por algún motivo era un ejemplar considerado valioso.
Anteriormente, en las ruinas de Pompeya se habían encontrado restos de mulas y asnos, pero nunca el cuerpo completo de un caballo.
fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López
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