Otro material en el que los científicos tienen muchas esperanzas puestas es el grafeno. Y no es para menos: doscientas veces más resistente que el acero gracias a su estructura de átomos de carbono, y en el que los electrones se mueven cien veces más que en el silicio. Por ello, es muy ligero a la vez que resistente, y cuenta con una alta conductividad eléctrica y térmica. Las aplicaciones son por lo tanto innumerables: desde metales superduros y ligeros hasta circuito integrado de alta velocidad.
Teóricamente, el grafeno se encontraba en la cabeza de los científicos desde hace décadas, y no fue hasta 2004 cuando investigadores de la Universidad de Manchester lograron cristales bidimensionales de dicho material. A partir de ahí, diversos equipos científicos han publicado avances que le acercan a su aplicación práctica. Por ejemplo, en abril, científicos de la Universidad de Texas lograron crear una muestra de grafeno de un centímetro de longitud. Hasta ese momento, no se había pasado del tamaño micro.
Además del tamaño, otro reto consiste en crear cantidades suficientes para su uso industrial. Diversos equipos en todo el mundo trabajan con varios métodos para lograrlo. Y se van consiguiendo logros interesantes. Por ejemplo, en diciembre de 2008 IBM dio a conocer transistores de grafeno a 26 Ghz. Y en marzo, un grupo de científicos del MIT, en el que se encuentra el español Tomás Palacios, anunciaban un chip de grafeno que podría moverse en un rango de 500 a 1.000 Ghz.

Redacción QUO