Las autoriades sanitarias avisan que las películas contenidas en esta galería pueden herir la sensibilidad de los lectores, sean cuales sean sus creencias religiosas, sus ideas políticas o sus criterios estéticos. Violaciones, epidemias, racismo… no existe ningún tabú en las cintas seleccionadas. Les invitamos a repasar con nosotros diez películas políticamente incorrectas que no podrían haberse rodado hoy en día (afortunadamente, dirán algunos).

Las amazonas contra los supermán (1975)

Nos encontramos en los albores de la civilización. Las aguerridas amazonas arrasan con todo lo que encuentran a su paso, pero solo tres personajes pueden enfrentarse a tan terrible amenaza: ¡los 3 supermanes! ¿Existían los superhéroes en la antiguedad? Pues según esta costrosa cinta italiana, parece que si. Aunque se trata de tres superhéroes de saldo: un negro, un oriental y un blanco (sospechosamente disfrazado de forma muy similar al Guerrero del Antifaz), cuya máxima habilidad consiste en dar portentosos saltos (gracias a la cama elástica de turno, que incluso llega a entreverse en algún plano). Las amazonas de la película tampoco son gran cosa: un grupo de pelandruscas que no pasarían ni un casting para la próxima edición de Gran Hermano. Con estos elementos, a los que hay que sumarles unos diálogos del género merluzo y unas interpretaciones de su pariente el subgénero pingüino, se construye la que probablemente sea la obra maestra del cine pazguato. Una antiaventura tan delirante como ridícula, que demuestra que los chavales de mi generación los teníamos cuadrados al tragarnos bodrios como éste sin quemar el cine en señal de protesta.

Nota del autor: Las amazonas del cartel están más buenas que las que realmente salen en la película. Así que no me sean incautos y no piquen.

Un traje blanco (1956)

Aquí tenemos uno de los subgéneros más típicos del cine español de posguerra: el cine de estampita, tan pío y emotivo. Y también uno de sus ejemplos más atroces. Miguelito es un niño pobre que quiere hacer la Primera Comunión vestido de marinerito, como Dios manda. Pero sus papás no pueden pagarle el traje. El niño pasa mil y una vicisitudes y al final, por causa de un accidente pierde un brazo; tragedia que hace que la comunidad se apiade de él y le regalen el dichoso trajecito. No se a ustedes, pero a mi me parece una historia realmente tremebunda que de piadosa no tiene nada.

The ebola syndrome (1996)

Una de las mayores marcianadas y marranadas que ha facturado el cine de Hong Kong. Protagonizada por Anthony Wong (algo así como el Anthony Hopkins hongkonés), el antihéroe de este filme es una sesino que se refugia en Sudáfrica. Allí asesina y viola a una mujer zulú que le infecta con el virus ébola. El fulano regresa a Hong  Kong y se entrega a la tarea de propagar el virus contagiando a todas las prostitutas de la ciudad. Mientras tanto, un grupo de policías y científicos tratan de darle caza. Como es habitual en el cine de serie B de Hong Kong, los géneros se entremezclan sin ningún pudor y así pasamos de escenas ultragore y cargadas de seso y sadismo  protagonizada por Mr Wong, a otras en clave de comedia lela interpretadas por los simpáticos polis que le siguen. El final es un auténtico delirio: los polis queman al pérfido Wong con un lanzallamas pero este, convertido en una tea humana, aún tiene tiempo de correr varios metros lanzando escupitajos sanguinolentos a los transeuntes en un intento desesperado de propagar la epidemia.

El desfiladero de la muerte (1959)

Una película de vascos en el oeste ya es de por sí una rareza digna de tener en cuenta, pero si además está realizada sin ningún rigor y con un sentido del delirio totalmente desmesurado, la cosa ya entra en el terreno del engendro. Aquí los vascos bailan flamenco y se enfrentan a pedradas a los indios usando las cestapuntas como armas.

Mandingo (1975)

Aunque esta galería está llena de engendros, el título que ahora nos ocupa es realmente una buena película, dirigida ni más ni menos que por Richard Fleischer (autor de joyas como Los vikingos o El estrangulador de Boston). Pero también es un filme que utiliza el tema de la esclavitud y el racismo como reclamo para excitar los instintos más bajos del espectador. Lo que tampoco impide que sea una de las películas que con más realismo y crueldad han reflejado el tema de la vergonzosa trata de negros. Aquí tenemos a una rica familia sureña cuyo patriarca (James Mason) duerme con un niño negro colocado bajo sus pies, ya que le han dicho que de esa manera traspasará la gota al crío. Su hijo, (el guaperas Perry King) se las da de liberal y está enamorado de una criada negra (interpretada nada menos que por la impresionante Pam Grier). Pero su padre le obliga a casarse con una muchachita blanca (Susan George), que acabará montándoselo con el esclavo semental, un mandinga al que su dueño utliza como boxeador (e interpretado por el deportista Ken Norton)… Vamos, un auténtico culebrón que alcanza altas cotas de sadismo, incluyendo escenas de infanticidio, violaciones, torturas varias y la muerte de un esclavo cocido vivo en una gigantesca olla de agua hirviendo. Con todo, la película tiene una extraña calidad aunque deja un amargo sabor en la boca del espectador. Como curiosidad hay que señalar que Quentin Tarantino homenajea a este filme en su nueva película, Django unchained, que se estrenará a lo largo de 2012.

Ninja annihilation war (1987)

Esta, amigos, es sencillamente de traca. Les explico… Tenemos a un par de mafiosillos orientales que se hacen llamar los Fung Brothers, y en cuyo poder cae un lote de costrosas películas serie Z filmadas en diversos países asiáticos. Como los chicos tienen una vena creativa, pues les da por juntar partes de cada una de ellas y hacer una película totalmente nueva en la sala de montaje. ¿El resultado? un completo caos de efectos lobotomizantes sobre el cerebro del espectador. La cosa comienza en Hong Kong, con artes marciales, luego se convierte en una de guerra, después hay una persecución de coches, más tarde una escena salida de algún  porno asiático… Los personajes aparecen y desaparecen sin orden ni concierto, y cada nueva escena abre una nueva trama que nunca llega a concretarse. Si éste mejunje de imágenes tuvo alguna coherencia en la mente de los hermanitos Fung, es algo que ignoro, pero para el espectador resulta una experiencia lisérgica en la que los términos coherencia narrativa, rigor  o argumento, han sido completamente borrados. Si Las amazonas contra los supermán era la obra maestra del cine pazguato, ésta lo es del subgénero chiripitiflautico.

Pulgasari (1985)

Muchos directores han hecho películas contra su voluntad, por razones puramente alimenticias o por obligaciones contractuales. Pero pocos lo han hecho para salvar el pellejo. Eso fue lo que le sucedió a Sang-ok Shin, director norcoreano exiliado en Hong Kong. A principios de los 80 él y su esposa fueron secuestrados por los esbirros de Kim Jong-Il. El dictador le hizo una de esas ofertas «imposibles de rechazar»: o pasarse la vida en un campo de trabajo o rodar para él una película. Logicamente, el cineasta cautivo eligió la segunda opción. Y el resultado fue Pulgasari, algo así como la versión norcoreana y marxista de Godzilla. En el medievo, el pueblo está sojuzgado por la tiránica nobleza, pero un mago crea a partir de un montoncito de arroz a un terrible mosntruo que se alimenta de metal y que conduce a los campesinos en la revuelta contra los poderosos. Pero una vez que los ricos han sido eliminados, el monstruo, aún hambriento, se vuelve contra los desfavorecidos. Solo el sacrificio de la hija del mago logrará que Pulgasari vuelva aconvertirse en un puñado de granos de arroz. Si se fijan bien, la lectura del filme es realmente política (toscamente política, todo hay que decirlo), ya que el monstruo Pulgasari encarna a la burguesía que ayuda al proletariado en su lucha, pero que luego se convierte también en opresor.  Ah si… terminado el rodaje el director aprovechó un viaje promocional a Suecia para refugiarse en la embajada de EE.UU y pedir asilo político.

Tunka el guerrero (1983)

El fabuloso éxito de Conan el Bárbaro (1981), la memorable cinta dirigida por John Milius y protagonziada por Arnold Schwarzenegger, provocó un aluvión de imitaciones, la mayoría de ellas realmente lamentables. Pero a nosotros, los españoles, nos corresponde el dudoso honor de haber facturado la más penosa de todas, Tunka. Dirigida y protagonizada por el cachas Dan Barry, seudónimo del santanderino Joaquín González, la película cuenta la historia de un mundo no se sabe su cuasi prehistórico o postapocalíptico, en el que hombres y mujeres luchan a muerte. Todo ello con un look realmente zarrapastroso, con los antiactores luciendo unos pelucones vergonzosos, y enfrentándose en algunas de las peores peleas jamás filmadas. Para colmo de males, las amazonas del filme son un grupo de chonis a las que no querrían ni en el peor polígono de este país.

La noche del ejecutor (1992)

Ahora que ha muerto, abundan los panegíricos sobre Paul Naschy. De justicia es reconocer que su amor por el cine de genero (especialmente el de terror) le ha deparado un lugar único en la historia del cine popular español. Pero lo cortés no quita lo valiente, y el hecho de que Naschy fuera un actor  y un director incansable, que peleó hasta el final por levantar sus proyectos, no impide que sus películas sean auténticos bodrios (con alguna excepción como El huerto del francés). La noche del ejecutor es uno de sus títulos menos conocidos y aquí se deja de licántropos y terrores varios para dedicarse a imitar a Charles Bronson. Naschy, también actor, interpreta  a un hombre cuya mujer e hija son violadas y asesinadas en una escena inicial realmente desagradable. A nuestro protagonista, además, le cortan la lengua lo que, como actor, le evita tener que recitar diálogo alguno en el resto del filme. Una vez recuperado de sus heridas se dedica a ponerse cachas en un gimnasio (en un montaje de escenas que son una mala imitación de Rocky), y luego sale a la calle a cargarse a todos los indeseables que encuentra en su camino. La película es bruta y cafre hasta decir basta. Y eso es lo único reseñable en este auténtico truño en el que brilla de forma pateticamente pavorosa Loreto Valverde en un papel de punkarra lesbiana y asesina. ¡Toma ya!

Nota del autor. Para los interesados en el cine de Paul Naschy, no dejen de visitar el blog La abadía del Berzano, donde han elaborado el dossier más completo que conozco sobre su obra.

Rose White Campus (1982)

El subgénero de las rape movies (películas sobre violaciones) es probablemente uno de los más infectos que existen. Y los japoneses son los genuinos maestros a la hora de facturar estas nauseabundas cintas. Mi memoria aún esta afectada por el recuerdo de una cosa titulada Rape (1976), en la que un violador que se ensañaba sadicamente con sus víctimas, acababa a su vez siendo «ultrajado» por una banda de !violadores gays! Una escena realmente nauseabunda en la que mientras uno de los asaltantes le sodomizaba, el otro le sacaba los dientes a martillazos para luego obligarle a hacerle una felación sanguinolenta. En fin… Pero la que quería comentar aquí era Rose White Campus, probablemente la muestra más oligofrénica de este peculiar tipo de cine. Aquí un grupo de desalmados secuestra un autobús lleno de tiernas colegialas y amenaza con violarlas a todas. Eso sí, antes dejan salir a las más feas que, por cierto, se toman el desprecio, bastante mal. Vamos, misoginia y machismo en estado puro. Es impisible redimir esta película, ni siquiera diciendo que pretende ser una parodia. No se, a lo mejor es que el humor japonés tiene detalles que se me escapan. Y eso que me encantaba Humor amarillo.