La Fundación Canal presenta una sorprendente colección de obras sobre papel realizadas por Edgard Degas cuyo tema central es el entorno inmediato del artista. Su familia, sus amigos, sus conocidos… fueron constantemente retratados por Degas, tanto para realizar estudios sobre la naturaleza humana –una de sus grandes inquietudes- como para llevar a cabo pruebas técnicas de experimentación artística.
La exposición presenta, además, una faceta más desconocida aunque no por ello menos fascinante de Degas, quien experimentó en profundidad con la fotografía y con el grabado -sus célebres monotipos- sus dos herramientas preferidas para la experimentación plástica aplicada a su obra pictórica.
Por último, la exposición cuenta con una singular aportación de grandes artistas de la época: una selección de más de cuarenta obras muy poco o nunca vistas realizadas por miembros de su círculo de amistades como Cézanne, Ingres, Moreau o Toulouse-Lautrec, para los que el maestro posa y que aportan una interesante información sobre un genio de personalidad muy controvertida.
Más de 100 obras entre dibujos, grabados, fotografías, monotipos, una escultura y una carta que arrojan luz sobre un artista que tanto éxito alcanzó en muchas disciplinas artísticas, pero del que tan poco sabemos de su vida privada.
Su amigo Paul Cézanne
Paul Cézanne, autorretrato. ca. 1876
Paul Cézanne es uno de los pintores franceses más significativos de la segunda mitad del siglo XIX y al que en algunas ocasiones se le ha considerado padre del arte moderno. Parece inevitable que, a pesar del mutuo respeto que se tenían, Degas y Cézanne chocaran porque ambos eran inestables y muy obstinados. A pesar de sus relaciones más bien tensas, Degas consiguió adquirir una excelente colección de Cezannes, que culminó con siete obras, entre ellas este importante autorretrato que muestra al artista en una pose decididamente estoica y sus facciones están formadas a golpes de carboncillo suavemente difuminado. Esta obra es uno de los veinticuatro únicos autorretratos que dibujó Cézanne a lo largo de su carrera, junto con treinta y seis autorretratos en cuadros.
Su amigo Gustave Moreau
Gustave Moreau, retrato de un hombre ca. 1854
Un excelente retrato de Gustave Moreau dibujado en la década de los años 1850, cuando él y Degas compartieron estancia en Roma, es otra de las piezas que dan forma a esta colección. Aunque sólo era ocho años mayor que Degas, Gustave Moreau ejerció una influencia paternal sobre el joven artista desde que se coincidieran en Roma. Moreau, con su combinación de sensatez y carácter emprendedor, se convirtió en un modelo para Degas, y las primeras cartas que intercambiaron son un testimonio de su estrecha amistad. Sin embargo, en la década de 1880 Moreau era un influyente profesor en la École des Beaux-Arts y su estilo había evolucionado hacia elaboradas, coloristas y detalladas composiciones simbolistas que le dieron fama y riqueza. Degas dirigía con frecuencia hirientes comentarios a su amigo reservado pero ambicioso. Las críticas de Degas a Moreau años más tarde podrían atribuirse tanto a su desagrado personal por el estilo decadente y las temáticas de Moreau, como a los celos por su éxito económico
El cuerpo humano
Estudio de una antigua cabeza de joven, Estudios de piernas y pies. ca. 1854-1855
Degas sentía obsesión por el cuerpo humano. Se fijaba en las personas para plasmarlas en sus dibujos y practicaba una observación del comportamiento humano, al margen de la
belleza artística, para profundizar en el ser humano tal y como es. En algunos de los dibujos expuestos se puede observar cómo en la misma hoja plasma unos estudios del natural de las piernas y pies de una esbelta modelo. Estos dibujos son algunos de los ejemplos de su estudio artístico para consumo privado. Degas nunca pensó en mostrarlas al público. Estas imágenes forman parte de su experimentación artística y de su intento de plasmar la realidad sobre el papel.
El artista Michael Ayrton dice esto de Degas: «Hay en Degas algo del realismo de Zola, pero en Degas, libre como estaba de los prejuicios de la moralidad liberal, ese realismo no fue producto de la indignación moral. Observaba a sus sujetos con la distancia de un cirujano”
El mundo de los caballos
Antes de la carrera ca. 1895
Degas usó el mundo de las carreras como excusa para estudiar el movimiento de los caballos, la actividad atlética de los jockeys y las relaciones sociales de los espectadores.
La primera inspiración de Degas para representar carreras de caballos surge de las estampas deportivas inglesas realizadas en el siglo XVIII a partir de las pinturas de Henry Alten y John Frederick Herring, que mostraban caballos de movimiento tan vigoroso como inexacto, con las patas totalmente extendidas.
En sus estudios Degas parece más interesado en capturar el lenguaje corporal y el gesto de los jinetes que en realizar dibujos artísticamente acabados. Más adelante utilizaba esos dibujos para construir sus pinturas y pasteles de carreras, coloristas y de una complejidad creciente, donde los jinetes cabalgan traslapándose unos a otros.
Los amigos
Mary Cassat en el Louvre, la galeria de pinturas ca. 1879.1880
Mary Cassatt, otra gran amiga de Degas y colaboradora en las tareas de impresión, también está representada en esta exposición de una forma muy especial. Cassatt conoció a Degas en 1877. Llevaba varios años exponiendo sus obras en los salones de París y Degas la invitó a unirse a “La Société anonyme cooperative des artistes peintres, sculpteurs et graveurs” de la que pasó a formar parte. Mary Cassatt en el Louvre, la galería de las pinturas es uno de los grabados más conocidos que se exponen en esta colección. En el grabado se ve a una Mary Cassatt segura de sí misma y apoyada en su paraguas en el Louvre mientras su hermana menor, la tímida Lyd.
La familia
Achille De Gas.1853
Achille de Gas era el mediano de los tres hermanos Degas, de los que Edgar era el mayor. Este retrato, primer dibujo independiente fechado de la producción de Degas, da muestras de una curiosa mezcla de vacilación juvenil y de una confianza naciente. Las facciones del hermano están cuidadosamente ejecutadas pero faltas de decisión. El rasgo más reseñable del dibujo es la relajada pose de Achille, cuyo brazo descansa sin ceremonia sobre el respaldo de la silla. Ese moderno sentido de informalidad es la característica definitoria del retrato en la década de 1860, no sólo del practicado por Degas, sino también por artistas como Manet, Moreau o Tissot. Durante toda su vida Degas profesó gran cariño por Achille, a pesar de los fracasos de éste en los negocios, que desacreditaron el nombre de la familia.
La fotografía
La apoteosis de Degas ca. 1885
Degas fue un experimentador audaz. Recién cumplidos los sesenta, el artista comenzó a experimentar con la fotografía. Aunque en la última década del siglo XIX la obsesión de Degas por los monotipos y por la fotografía fue bien conocida, no llegó a exponer fotos suyas en vida y sólo en las últimas décadas han sido estudiadas y exhibidas.
Entre las fotografías que forman parte de la exposición se puede disfrutar de una de las conocidas imágenes del artista La apoteosis de Degas. Degas solía viajar a la localidad
francesa de Dieppe por vacaciones para visitar a la familia Halevy. Durante estas visitas, Degas se relajaba y se despojaba de la armadura de indiferencia con que se protegía del mundo. Esta sensación de comodidad queda patente en esta famosa imagen fotográfica tomada en el verano de 1885. Contrataron a un fotógrafo local llamado Barnes para realizar una foto en grupo de la familia Halevy y sus amigos, entre ellos Degas.
Aprovechando la oportunidad, Degas dio instrucciones al fotógrafo para que tomara esta parodia fotográfica basada en el cuadro de Ingres La apoteosis de Homero, poniéndose él
en su lugar como objeto de veneración. Aunque no fue Degas quien pulsó el obturador, podemos decir que, por su intención y propósito, la fotografía es suya.
El dibujo
Retrato del padre del artista y otros estudios- ca.1857
Degas es uno de los más grandes dibujantes del siglo XIX. Esta colección cuenta con fondos particularmente importantes de dibujos de Degas y obras muy destacadas de sus inicios en la década de los cincuenta en el siglo XIX.
Degas afirmó “El dibujo no trata de lo que ves, sino de lo que puedes hacer que otros vean”.
El Retrato del padre del artista y otros estudios, contiene diversos y sorprendentes estudios además de un retrato del padre de Degas visto de perfil: un huevo de zurcir arriba a la izquierda; una mano que sostiene una castañuela en el centro y, en la parte inferior un estudio de la mano alzada de Cristo del cuadro La Virgen y el Niño con San Julián y San Nicolás de Myra de Lorenzo di Credi perteneciente al Louvre.
Su amigo Edouard Manet
Edouard Manet. Charles Baudelaire. ca.-1858
Además de los retratos realizados por Degas de Edouard Manet, son numerosas las obras de Manet que se pueden disfrutar en esta colección incluyendo su famoso grabado de
Baudelaire. Tras la muerte del poeta Charles Baudelaire su amigo Charles Asselineau empezó a preparar el libro Charles Baudelaire, su vida y su obra con retratos y Manet le
pidió colaborar en el proyecto.
Manet había hecho en sus comienzos dos aguafuertes de Baudelaire de perfil que rechazó. Esta tercera y definitiva placa expresa franqueza y fuerza a pesar de su pequeño tamaño. Fue un tributo a la amistad entre estos dos creativos personajes
Su amigo Pierre-Georges Jeanniot
Pierre-Georges Jeanniot, autorretrato ca. 1914
La muestra cuenta además, con varios dibujos de Pierre-Georges Jeanniot, uno de los amigos más íntimos de Degas. El conjunto de dibujos de Jeanniot que se pueden observar incluye dos retratos del propio Degas, bastante inusuales dada la notoria reticencia del artista a posar. Uno de los retratos que Jeanniot hizo de Degas es un dibujo especialmente conmovedor creado al poco del fallecimiento del maestro en 1917. Además, el conjunto de dibujos de Jeanniot incluye retratos del escultor Abert Bartholomé, de Jean-Louis Forain, un joven discípulo de Degas y tres autorretratos.
Su venerado Ingres
Ingres, La Cabeza de la Virgen ca. 1850
De todos los artistas que Degas respetaba, ninguno mereció mayor consideración por su parte que Ingres, el pintor y dibujante clasicista. Ingres se encontró con Degas en dos ocasiones, que dejaron una impresión imborrable en el joven artista y que lo acompañó durante toda su producción artística. En una carta de 1898 dirigida al marchante de arte Paul Durand-Ruel, Degas escribía: “Que no me quiten la pequeña copia de Ingres; no me ofendan ni me aflijan con ello. La necesito de verdad. Volveré a contemplarla bajo la luz diurna. Le falta algo de fuerza, pero me gusta. He pasado la noche entera pensando en ella”.
La veneración de Degas hacia Ingres se trasladó a su colección. Poseía veinte cuadros y noventa dibujos entre los que se encontraba La cabeza de la Virgen, que también forma parte de esta muestra, y que según reza en la etiqueta más antigua de la parte de atrás, procedía directamente de la colección del propio Ingres y fue adquirida a su viuda por quinientos francos. Conserva el enmarcado original de Ingres.
Compleja relación
Camille Pissarro, Quai de Paris. ca-1891
Camille Pissarro también forma parte de esta colección tan especial. A diferencia de Degas, Pissarro fue un pintor de paisajes, de escenas rurales, y uno de los primeros en practicar con convicción la pintura al aire libre aunque al final de su vida tuvo que trasladarse a la ciudad a causa de su creciente pérdida de visión. A raíz de esta mudanza comenzó a pintar vistas urbanas en las que dejó inmortalizada la vida de la ciudad moderna. Quai de Paris, obra que forma parte de la colección, es un perfecto ejemplo de los paisajes que Pissarro representaba.
La relación entre Degas y Pissarro fue compleja. Después de 1874 fueron los únicos impresionistas que se negaron a presentar sus obras en El Salón de la Academia para su
aprobación oficial. En 1879, Degas animó y asesoró activamente a Pissarro en la realización de sus grabados. Tras recibir unas copias, Degas escribió a Pissarro: «Te felicito por tu entusiasmo, he corrido a ver a Mademoiselle Cassatt con tu envío. Ella te felicita lo mismo que yo.» A pesar de que Degas se vio obligado a romper sus relaciones con Pissarro, éste
siempre tuvo en muy alta estima a su antiguo amigo.
Moda masculina
René de Gas, Ernest Chausson y Claude Debussy, en el Château de Menil-Hubert ca. 1897
Una muestra de la influencia de Manet sobre la obra de Degas es la fotografía de su hermano René de Gas con los compositores Ernest Chausson y Claude Debussy, que recuerda al Déjeuner sur l’herbe (1862-1863) de Manet. Ambas obras se deleitan en la moda masculina del momento con poses relajadas y en el verdor de una fantasía neoclásica.
El mundo del espectáculo
La chanteuse ca. 1888-1889
Degas también mostró un enorme interés en reflejar la vida urbana, la vida de los cafés, las mujeres trabajadoras y las luces artificiales del teatro. De hecho, probablemente su mayor reconocimiento entre el público lo haya logrado gracias a sus series de bailarinas.
Degas fue un gran observador de la mujer. Por eso en sus obras, no sólo aparecen mujeres vinculadas al mundo del espectáculo, sino que también las reflejó en sus quehaceres cotidianos, como es el caso de las sombrereras, de las planchadoras y de las lavanderas. De esta manera, ofrece diferentes imágenes de las clases sociales femeninas de finales del siglo XIX con especial interés en el mundo del espectáculo. Uno de sus grabados más importante que refleja este ambiente es La chanteuse.
El burdel acabó siendo uno de los grandes temas privados de Degas. Una serie de monotipos de Degas, producida por Ambroise Vollard tras la muerte del pintor a partir de planchas inutilizadas por el artista, revela la sensibilidad y veracidad con la que Degas abordó la vida diaria de las prostitutas tras las puertas cerradas del burdel. La expresión que Degas utilizaba para designar el burdel se traduce literalmente por ‘casa cerrada’, recalcando así la separación de lo público y lo privado.
Señorita Dembowska
Mlle. Dembowska ca. 1858
El Degas más importante de toda la colección, para Robert Flynn Johnson, es el Mlle. Dembowska. Esta emotiva y conmovedora pieza constituye uno de los dibujos más hermosos de la primera estancia de Degas en Italia. Mademoiselle Dembowska era hija del famoso astrónomo Barón Ercole Frederico Dembowski y de Enrichetta Bellelli, hermana de Gennaro Bellelli, tío de Degas.
Autorretrato
Autorretrato de perfil-ca.1854
Aunque los autorretratos de perfil son poco habituales en la obra de cualquier artista, dada la personalidad experimental de Degas no debe sorprender que se enfrentara a este desafío. Este autorretrato está inspirado en otro que el artista renacentista Filippino Lippi realizó. Degas debió conocer en Florencia, durante su viaje de juventud por Italia, el autorretrato original pintado en torno a 1485 por Lippi en la
Galería Uffizi. Prueba evidente de que se dibujó mirándose al espejo es que su pose en el autorretrato es inversa de la del de Lippi.
Grabado de dos árboles
Los dos árboles ca. 1878
El grabado fue una de las herramientas que utilizó Degas como forma de experimentación compositiva y técnica para sus obras.
El monotipo, una forma de grabado, es la más sencilla aunque también la más problemática de las artes gráficas. Está a caballo entre la pintura, el dibujo y el arte gráfico con el que coincide el hecho de que el producto final es una estampa. Sin embargo, a diferencia éste, resulta imposible obtener más de una estampa por este método y de ahí su nombre. Al terminar la estampación del monotipo la plancha queda inutilizada y las copias que se sigan haciendo no serán jamás iguales a la primera.
La clase de Danza. 1873-1875. París, Musée de Orsay
Como contraste terminamos con un cuadro que refleja la faceta más conocidas del trabajo del pintor. No se encuentra en la exposición pero nos sirve de referencia.
En su afán de reflejar la realidad (para Degas el realismo era más que un producto que se obtiene de la observación detenida sobre la existencia contemporánea) la preocupación por captar el movimiento con fidelidad le llevó a trabajar intensamente temas como las bailarinas o las carreras de caballos.