La sexualidad del hombre africano
La homosexualidad en el continente africano sigue tal y como la retrató hace tres décadas el fotógrafo nigeriano Wahab Fani-Kayode, humillada y perseguida por parte de los gobiernos, las sociedades y las propias familias. En el 25 aniversario de la muerte de este artista, la galería Tiwani Contemporary, de Londres, en colaboración con Autograph ABP, presenta su colección de fotografía negra, africana y homosexual, que está dando la vuelta al mundo para expresar que nada ha cambiado: al hombre gay africano se le trata como a un criminal por la ley que condena la homosexualidad en 38 de los 54 países del continente. En Mauritania, Sudán, Somalia y algunos estados de Nigeria, el castigo es la pena de muerte. A lo que se hay que añadir en otros países el rechazo, la agresión y el ensañamiento de los ciudadanos, como plasmó Fani-Kayode en su obra, un arma frente a los ataques que sufrió.
Cuerpos en continuo proceso de cambio
Entre el azul y el rosa, entre el blanco y el negro, la fotógrafa Marc D. Llop desea encontrar un lugar donde sentirse cómoda y segura, aún sabiendo que tal vez no sea ni siquiera el definitivo. Este momento crucial de transición desde el género que se le asignó al nacer es el que ha querido documentar y relatar Marc D. Llop en imágenes a través de la muestra fotográfica Work in progress. Construcciones identitarias, que permanecerá hasta el 17 de noviembre en el Centre de Fotografía i Mitjans Documentals (CFD) de Barcelona.
La exposición mostrará las construcciones de género de quien necesita salirse de la dicotomía hombre/mujer y la evolución de los cuerpos de las personas transexuales. Según su autora, las fotografías pretenden desmontar el estereotipo: “Huyen del estigma y del morbo para crear un documento gráfico sobre personas trans muy diversas que viven, aman y se relacionan”.
Experimentos de dudoso gusto
Si hace un tiempo las redes sociales hirvieron por el experimento, convertido después en libro, de la joven australiana Brooke Hemphill, que vivió un año como lesbiana por el puro placer de tantear esta opción sexual, ahora es el artista ruso Mischa Badasyan quien aviva de nuevo las redes con su propósito para este curso recién estrenado: mantener sexo durante un año con 365 hombres diferentes. Intentará embelesar a sus postulantes en aeropuertos, centros comerciales y supermercados. El artista, de 26 años, califica su proyecto como su obra más sofisticada y peligrosa en términos de salud mental. Al parecer, el objetivo será medir el grado de soledad que sigue a una relación casual. La duda será si entre hombre y hombre habrá horas suficientes para que la depresión se deje ver.