El laboratorio de Alexander Todorov, de la Universidad de Princeton, es una fábrica de caras. Las diseña en el ordenador para estudiar cómo juzgamos el carácter de una persona por su rostro, y cómo frecuentemente nos equivocamos: pensamos que las que nos parecen atractivas también son más inteligentes y de fiar, y que las que tienen un rasgo negativo seguramente tendrán muchos más. Estos son los errores más comunes.

Los bebés no siempre son cándidos

Ojos grandes, cara redondeada, cabeza prominente… son los rasgos que se asocian típicamente a la cara de bebé, un rostro que se asocia con debilidad física, la inocencia, la candidez y la generosidad. Las mujeres tienen mas rasgos que los hombres, un arma definitiva cuando saben cómo usarla.

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Sabe más el diablo por viejo…

No dejes que las personas mayores hagan contigo lo que quieran. Para la ciencia, las personas con rostros más viejos, labios más finos y patas de gallo consiguen que sus interlocutores los vistan con un extra de distinción, que piensen que son muy inteligentes y que vean en sus ojos una determinación ficticia. No te fíes de las apariencias.

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Macho parece, alfa no es

Según los estudios del laboratorio de Alexander Todorov, las personas dominantes tienden a tener la tez más oscura y unos rasgos masculinos más marcados. Para que manden sobre el resto deben tener cualidades más importantes. No te amedrentes, pueden ser indecisos en el interior.

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No sonrío, soy así

Las personas extravertidas aman la conversación, pero no te enrolles con la primera que veas. Asegúrate primero de que no tiene la cara bastante ancha y una expresión que te recuerda a una sonrisa. Son las pistas que el cerebro asocia con la extraversión, y no siempre son buenas.

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No temas al lobo

Fíjate en cómo reaccionan los niños y verás que las conclusiones de Todorov van bien encaminadas. Los hombres con marcados rasgos masculinos y una expresión que recuerda a Lobezno enfadado se perciben como amenazantes. Tómate un minuto para buscar el cordero bajo el disfraz o la cría de lobo que abraza Félix.

 

 

Nada a contracorriente

De todos los sesgos que te engañan a la hora de juzgar a una persona, hay uno fundamental para tu supervivencia: los rostros corrientes son percibidos como dignos de confianza. Combate esta tendencia, puede traerte problemas, y es una de las claves psicológicas que explican el racismo y la xenofobia.

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