A finales de año ya empezarán a comercializarse los primeros vehículos eléctricos fabricados por las grandes marcas generalistas. Peugeot, Citroën, Opel… están preparando modelos que tendrán una autonomía media de 130 km., ideal para un uso urbano. Pero ¿qué pasa cuándo salimos de viaje? O, más común aún, ¿si no tenemos un garaje donde enchufar cada noche nuestro vehículo? ¿Y si, aunque lo tengamos, lo potencia contratada no sea suficiente para recarga el automóvil, como ocurrirá en la mayoría de los casos? Tendremos que modificar nuestra instalación doméstica porque la tarifa no será la misma que la del resto de la casa y hacerlo con una conexión diferente para el vehículo eléctrico de forma que las compañías suministradoras tengan ciertas garantías de que no se enchufarán todos los aparatos de la casa en un punto de coste bajo.
A resolver también está si la carga se hará mediante la red convencional de 220 voltios –cinco o seis horas de recarga– o si se se efectuará mediante corriente trifásica –80% de la carga de la batería en media hora–. En principio, los vehículos aceptarán los dos modos, pero el transformador para adaptarlos a la corriente trifásica tendrá un coste estimado de 10.000 euros. Por otra parte, no parece razonable hacer viajes en los que haya que parar cada 150 km. durante seis horas para repostar ¿Cuánto tardaríamos en hacer un Madrid-Barcelona? Quiero eso decir que las familias tendrán que tener un segundo coche de combustión para viajar?
Dónde estarán las electrogeneras
Otra gran duda es saber dónde y cómo se van a hacer las largas recargas. De momento, diferentes corporaciones municipales están ofreciendo a los compradores de eléctricos recargas gratis, pero ¿seguirá siendo ésta la política cuando empiece a generalizarse su adquisición? El ayuntamiento de Madrid ya tiene en marcha un proyecto para reconvertir las cabinas telefónicas en electrogeneras. 280 a final de este año. Una buen punto de partida, pero no suficiente. ¿Dónde estará el resto, cuánto costará la recarga? Aquí el teléfono móvil será nuestro aliado al indicarnos, vía GPS, la localización de las electrogeneras más cercanas y si en ese momento están ocupadas o libres.
Otra opción que se está barajando es la de sustituir la batería por otra recargada cada vez que sea necesario. En Estados Unidos ya tienen muy avanzado el proyecto, pero sin apoyos institucionales no llegará a ningún sitio.
En la actualidad una batería supone el coste más elevado de un vehículo eléctrico. En ocho años pierde el 20% de su capacidad y, aunque son muy longevas, su precio en el caso de que haya que sustituirla es de alrededor de 12.000 euros.
Demasiadas dudas y aspectos desfavorables como para considerar hoy por hoy al eléctrico como una alternativa real.
Marta García Fernández