La tecnología avanza tan rápido que las decisiones de algunos fabricantes nos pillan por sorpresa e incluso nos provocan soltar una carcajada. Pero no os extrañéis. Recientemente la doctora Helen Driscoll, de la Universidad de Sunderland en el Reino Unido, aseguraba que la robofilia, es decir, mantener sexo con robots, está cada día más cerca.

No sabemos si por estas declaraciones o porque han tenido algún percance que mejor no imaginar, Aldebaran Robotics, fabricantes del simpático robot Pepper, se ha posicionado totalmente en contra de mantener relaciones sexuales con robots o, al menos, con su robot.

Pepper, robot humanoide del que ya tenemos noticias desde el año pasado, salió a la venta este año en Japón con una tirada de 1.000 unidades que se vendieron en apenas un minuto. Destaca por su motor emocional, que le permite estudiar los gestos y el rostro de la persona que interactúa con él con el fin de tomar decisiones y formar un diálogo que hagan sentir mejor a su interlocutor. También sabe llorar, reír, ponerse contento, asustarse o suspirar. Pesa 28 kilos y mide 1,20 metros de altura. Puede comprarse por 1.400 € o alquilarlo mensualmente por casi 200 €.

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A pesar de que el robot se presenta como un matrimonio emocionalmente inteligente de hardware y software, hay una línea clara de hasta dónde pueden intimar con él los usuarios. Si alguien trata de mantener relaciones sexuales con el robot (o programarlo para que haga algo indecente) se estarán violando los términos y condiciones de servicio.

Puede parecer una advertencia completamente innecesaria para este producto, pero los propietarios de Pepper ya están investigando cuáles son sus límites. Todavía no ha trascendido que haya existido un comportamiento sexual extremo con el simpático robot, pero el Daily Mail ha informado de que una desarrolladora femenina ya ha reprogramado la pantalla táctil que cuelga de su cuello para darle «pechos virtuales» y para que Pepper agite sus caderas y gima cuando se le toca.

Ya existen robots fabricados con la anatomía necesaria para mantener relaciones sexuales. Una empresa llamada TrueCompanion es quizás la más vanguardista en este sentido. También están las RealDolls desarrolladas por el inventor Matt McMullen, que asegura que sus ‘muñecas’ podrían establecer una conexión emocional entre el humano y la máquina.

Como aseguran los fabricantes de Pepper, hay que tener en cuenta los consejos sanitarios. Algunos de ellos vienen con la advertencia de «no introducir en el cuerpo», pues podrían generarse problemas eléctricos hasta ahora desconocidos.

Fuente: dailydot.com

Redacción QUO