Cuando aprieta el calor y nuestro cuerpo necesita enfriarse, suda. Y lo hace de muchas maneras, por muchos sitios y, en algunas ocasiones, con un olor desagradable que no es apto para narices sensibles (y las que no lo son tanto). En Japón, este problema se ha convertido en un tabú dentro de las oficinas: se sabe que hay compañeros que huelen mal, pero existe cierto pudor a comentarlo en público o a transmitirlo para que se dé con una solución. Simplemente se deja pasar, y cada uno a lo suyo: ver, “oler” y callar. Tal es el problema, que hasta tiene nombre en japonés: sumehara (acoso oloroso) y es descrito como el comportamiento de los trabajadores que molestan con su olor coporal a los otros.

Uno de los que lo sufrían era Daisuke Koda, líder del equipo que ha desarrollado la aplicación. Viendo que no existía nada en el mercado y que era una necesidad dentro de su país, comenzaron a desarrollar una idea de forma más profunda y el resultado es un dispositivo que se llama Kunkun Body (que viene del japonés para referirse a “olfatear”). Está preparado para identificar diferentes tipos de olores en zonas como la cabeza, detrás de las orejas, en los sobacos y en los pies. En caso de que detecte un olor desagradable o no apto para seguir trabajando, enviará información inmediata al móvil para decir al usuario que debe atender su higiene personal.

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Este gadget está solo disponible para compradores japoneses y forma parte de un proyecto de crowdfunding para poder financiarlo al por mayor. De momento, el precio está en unos 230 euros y quienes colaboren podrán recibirlo a finales de 2017.

El problema del olor no es nuevo en Japón. Ya en 2016, Sony sacó a la venta un difusor de perfume portable, como si fuera un walkman, llamado Aromastic, que permitía al usuario elegir el tipo de olor que quería en cada momento.

Fuente: The Guardian

Alberto Pascual García