Pleo agoniza. Muy pocos confían en que salga de esta, y es probable que cuando muera nadie llore por él.

A fin de cuentas solo es un robot con forma de dinosaurio. La compañía que lo fabricaba entró en bancarrota hace un mes, y parece que nadie está interesado en comprar la patente para seguir fabricando este juguete.

Lo peor es que su muerte puede no ser la única, porque según Faysal Sohail, director de CMEA Ventures: “El mercado de los robots de juguete está en vía muerta en casi todo el mundo”.

Pero, ¿por qué? “Son muy caros”, explica Robert Oschler, de la web RobotRule. “Los consumidores no están dispuestos a pagar mucho por lo que consideran un simple juguete.”

La excepción es Japón, donde la crisis económica ha hecho que la venta de mascotas mecánicas se dispare por sus supuestas propiedades relajantes contra el estrés actual.

¿Serán los nipones los salvadores de los robots?

Redacción QUO