El objetivo es aumentar la seguridad aplicando al mundo del automóvil tecnologías procedentes de otros sectores. Bajo esta premisa y el poco original nombre de Autopistas Inteligentes, el estudio de ingeniería Roosegaarde y la empresa Heijmans Infrastructure han desarrollado carreteras interactivas en las que la información transmitida al conductor se genera en función de las condiciones medioambientales.
Usando una combinación de sensores, pintura termoactiva y diferentes dispositivos electrónicos, las autovías dejan de ser algo inerte para convertirse en un vehículo de información más.
Según los ingenieros del proyecto, estas autopistas podrían empezar a ser una realidad dentro de cinco años.