En 2014, expertos del Centro de Investigación de Medios de Comunicación, Tecnología y Salud de la Universidad de Pittsburgh (CRMTH), liderados por Brian Primack,realizaron una encuesta a nivel nacional (en Estados Unidos) entre 1.787 adultos de 19 a 32 años, en la que evaluaban características propias de la depresión junto al uso de las redes sociales. En concreto se consultaba sobre la presencia en las once plataformas más populares del momento: Facebook, YouTube, Twitter, Google Plus, Instagram, Snapchat, Reddit, Tumblr, Pinterest, Vine y LinkedIn.
Los resultados, publicados online esta semana en Computers in Human Behavior, mostraron que los participantes que utilizaban entre siete y once redes sociales tenían una probabilidad tres veces mayor de mostrar claros síntomas vinculados a la depresión y la ansiedad comparándolos con aquellos que usaban dos o menos redes sociales. Para evitar diferencias que no estuvieran relacionadas con las variantes de depresión y redes, los investigadores controlaron otros factores que podían contribuir, como el género, si estaban en pareja y cómo era el vinculo, el ingreso familiar, la educación y el tiempo total dedicado a las redes sociales.
«Esta asociación – explica Primack en un comunicado – es lo suficientemente clara como para que los médicos puedan considerar pedir a sus pacientes con depresión y ansiedad que controlen el uso de las redes sociales”.
Aunque no está muy clara la relación causa-efecto entre ambos factores, Primack y su equipo proponen varias hipótesis:
1) La capacidad de realizar multitareas, como sucede al cambiar entre plataformas, está relacionada con malos resultados cognitivos y de salud mental.
2)El conjunto de diferentes reglas no escritas de cada red social, más las suposiciones culturales y el perfil de cada plataforma, se vuelven más complejas al aumentar el número de redes usadas, lo que podría conducir a estados de ánimo negativos y emociones.
3) Aumenta el número de oportunidades para cometer errores, lo que puede conducir a más momentos de tensión y vergüenza.
Juan Scaliter