Las imágenes de resonancia magnética (iRM) muestran que los golpes repetitivos en la cabeza resultan en cambios cerebrales entre los jugadores de fútbol juvenil, según un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA).

El fútbol, en este caso la versión estadounidense, ha sido objeto de mucho escrutinio en los últimos años debido a la creciente preocupación por las consecuencias a largo plazo de los impactos repetitivos de la cabeza. Los jugadores que muestran signos de conmoción cerebral generalmente dejan de jugar, pero muchos golpes en la cabeza son subconcusivos (están por debajo del umbral de una conmoción cerebral) y, por lo tanto, no exhiben ningún síntoma inmediato. Sin embargo existe una creciente preocupación de que los jugadores de fútbol juvenil que experimentan estas colisiones en prácticas y juegos puedan ser vulnerables a sus efectos.

“Entre los 9 y los 12 años, el desarrollo cerebral es muy importante – señala el líder del estudio, Jeongchul Kim –. Las regiones funcionales del cerebro están comenzando a integrarse entre sí, y los jugadores quedan expuestos a lesiones cerebrales repetitivas, incluso si la fuerza del impacto es pequeña, lo que aumenta el riesgo”.

El equipo de Kim analizó los resultados de los choques en jugadores de fútbol juvenil utilizando un método de resonancia magnética que analiza la tensión evidente en la materia blanca, específicamente en los haces de fibras nerviosas que transportan información entre diferentes áreas del cerebro.

Los resultados mostraron que los deportistas desarrollaron cambios en el cuerpo calloso, una zona de fibras nerviosas de importancia crítica que conecta las dos mitades del cerebro. El papel principal del cuerpo calloso es integrar las funciones cognitivas, motoras y sensoriales entre los dos lados del cerebro.

“El cuerpo del cuerpo calloso es una estructura única que se parece a un puente que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro – concluye Kim –. Cuando está sujeto a fuerzas externas, algunas áreas se contraerán y otras se expandirán, como cuando un puente se está torciendo con el viento”.

Juan Scaliter