Un reciente estudio, liderado por Sari Nijssen y publicado en Social Cognition, los seres humanos estamos dispuestos a salvar a un robot, aún a costa de vidas humanas, dependiendo de las circunstancias, por ejemplo aquellas en las que pensamos que el robot puede experimentar dolor.

Ahora mismo los robots son indispensables en nuestra vida cotidiana. Realizan todo tipo de trabajos especializados, ya veces peligrosos. Esto incluye tareas como la detección y el desmantelamiento de minas, pero también ayudan en asuntos domésticos y de salud. Esto plantea preguntas interesantes, tales como: ¿cómo vemos estos robots y cómo nos comportamos con ellos?

Sabemos que el personal militar puede llorar a un robot que se utiliza para limpiar minas en el ejército – explica Nijssen, experta en estudio de la conducta –, de hecho se organizan funerales para ellos. Queríamos investigar hasta dónde se extiende esta empatía por los robots y qué principios morales influyen en el comportamiento hacia ellos ya que hasta el momento se ha realizado poca investigación en esta área”.

La cuestión central de la investigación fue hasta qué punto los humanos estamos preparados para sacrificar robots para salvar vidas humanas. A los voluntarios del estudio se les presentó un dilema moral y la pregunta de si sacrificarían a un individuo para salvar a un grupo de personas heridas. En los diferentes escenarios, el individuo era una persona, un robot con rasgos humanos o un sencillo robot doméstico.

La investigación indicó que cuanto más se veía al robot como humano, más difícil era el dilema para los sujetos de prueba. Cuando se presentó al robot como un ser consciente con sus propios pensamientos, experiencias, dolor y emociones, era menos probable que los sujetos de prueba sacrificaran al robot en favor de personas que no conocían anónimas. Según Nijssen, esto significa que las personas, bajo ciertas condiciones, otorgan valor moral a los robots. “Un robot de aspecto humano puede despertar sentimientos y comportamientos que contrastan con la función para la cual fueron desarrollados, para ayudarnos. Y la pregunta es si esto es deseable para nosotros”.

Juan Scaliter