Sí, le está robando vida a su estrella por momentos. La víctima es la estrella WASP-18, situada a 330 años luz de la Tierra. Sus síntomas: un campo magnético débil, una emisión de llamaradas escasa y falta de radiación X. Todos ellos rasgos sorprendentes para un astro jovencito como él. Porque sus 2.000 millones de años (como mucho, según las estimaciones) no son nada en términos astronómicos. El equipo dirigido por Ignazio Pillitteri, del Istituto Nazionale di Astrofisica (INAF), ha atribuido las anomalías a un compañero inevitable de la estrella: el planeta masivo WASP-18b. Para razonar esta acusación explican que su atracción gravitatoria ha distorsionado la circulación de los gases en el interior de la estrella y, por tanto, el campo magnético generado por ese movimiento. Este fenómeno explicaría los tres síntomas mencionados. Pero además, han detectado una enorme cantidad de litio que, con una circulación normal de gas, habría sido arrastrado al centro estelar para fundirse allí y desaparecer.

EL DATO: 330 años luz separan a esta extraña pareja estelar de la Tierra.

Pilar Gil Villar