Los únicos descendientes de aquellos seres primitivos y diversos que desaparecieron en masa de la Tierra y que nos gusta rememorar en todo tipo de ficciones. Uno de los grupos que ya había alzado el vuelo hace unos 130 millones de años y pereció por el camino fueron las enantiornites, aves con dientes y sin algunas de las características de las aves modernas. Los esqueletos completos y con plumas de estos animales son relativamente frecuentes en unos pocos yacimientos del hemisferio norte, como en China, Mongolia y España, pero en el hemisferio sur solo se conocían ejemplares muy desarticulados.

Con el tamaño aproximado de un colibrí, Cratoavis cearensis surcaba los cielos con una larguísima cola compuesta por dos fuertes plumas muy largas. Ese tipo de cola no existe en las aves modernas, pero comienza a verse que era común entre las enantiornites del norte de China.Ahora, la excepcional conservación del ejemplar descrito por el equipo de Ismar de Souza Carvalho, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil), puede ayudarnos a dilucidar su función.

[image id=»73750″ data-caption=»Tesoro en 3D. El fósil no ha quedado muy aplastado por la roca, por lo que puede interpretarse el volumen de muchas de sus estructuras. » share=»true» expand=»true» size=»S»]

En un artículo en Nature Communications, él y otros autores explican que este fósil inaugura un género y especie nuevos y que esas vistosas plumas servirían seguramente como señal visual. Bien como sello de identidad –para que los congéneres se reconocieran–, bien como indicador de atractivo en los cortejos.

La nueva especie es más moderna que los Archaeopteryx (el ave más primitiva conocida) y los confuciusornítidos (las primeras aves sin dientes), pero no pertenece al grupo de las aves modernas.
El individuo encontrado vivió en Gondwana –cuando África, India, Australia, la Antártida y Sudamérica eran aún una única masa de tierra–, y sus características indican que murió sin haber llegado a la edad adulta. Aunque las plumas ya se habían desarrollado por completo, los huesos aún parecen los de un juvenil, al igual que los ojos, demasiado grandes para el tamaño de la cabeza. El cráneo era redondo y el pico corto, y los investigadores han descubierto una garra pequeña en las extremidades anteriores, mientras que las patas presentan un pie con cuatro dedos. Unos pequeños alveolos en el pico nos indican que una vez tuvo dientes.

El fósil se halló en la Formación Crato, en el estado brasileño de Ceará, dos lugares que los descubridores han honrado al bautizarlo en otro artículo aparecido en el Brasilian Journal of Geology. A pesar de ser tan pequeño, C. cearensis ya ostenta el honor de ser el primer esqueleto completo de una enantiornite sudamericana.

LOS DATOS:

2011 Año en que encontraron los restos. Al primer golpe de vista no supieron decir de qué criatura se trataba.
115 millones de años calculan que tiene el esqueleto fósil, rodeado de tejidos y restos de plumas en muy buen estado.
8 cm medían las dos plumas de la cola, más larga que el cuerpo, por lo que no creen que pudiera servirle para volar.
14 centímetros tenía el ave en su totalidad, ya que el cuerpo medía 6 cm desde el pico.

Redacción QUO