Los grandes traductores lo saben: a menudo las ideas y la belleza de las palabras se pierden cuando pasan de un idioma a otro. Pero es algo que también ocurre cuando la comunicación se da en una misma lengua. Desde el profesor de matemáticas que no logra hacer comprensible determinado concepto a sus alumnos, hasta un comediante que se encuentra con un público que no entiende sus bromas.

Hasta ahora no había un modo de medir si nuestros interlocutores comprendían el mensaje. Y menos aún era posible saber si existía algún método para mejorar ese intercambio. Ahora, un grupo de ingenieros de la Universidad Drexel, en colaboración con psicólogos de la Universidad de Princeton, han recurrido a la Espectroscopia funcional del Infrarrojo Cercano (fNIRs por sus siglas en inglés). Básicamente la fNIRs, una banda que se coloca alrededor de la cabeza, mide los cambios del nivel de oxígeno en el córtex pre-frontal, lo que permite evaluar en tiempo real de la oxigenación de los tejidos en el cerebro mientras la persona ejecuta una tarea o recibe un estímulo. Es una técnica no invasiva y muy eficaz.
Para el estudio, publicado en Scientific Reports, los expertos convocaron a un angloparlante y a dos voluntarios que tenían al turco como su idioma natal. Los tres grabaron una historia de la vida real, sin ensayos, en su lengua materna. Mientras se producía el relato, el cerebro de los tres fue analizado mediante fNIRS. Luego quince personas (nativas inglesas) escucharon los relatos, mientras también se estudiaba su cerebro.
La hipótesis de los autores era que la actividad cerebral de un oyente se correlaciona con el orador sólo cuando escucha una historia que entiende (en este caso el relato en inglés). El segundo objetivo era comparar los resultados de fNIRS con datos de un estudio similar que había utilizado fMRI (imágenes por resonancia magnética funcional), con el fin de comparar los dos métodos.

“Ser capaces de ver cómo interactúan múltiples cerebros es un contexto emergente en la neurociencia socia – explica Hasan Ayaz, líder de la investigación –. Vivimos en un mundo social donde todo el mundo está interactuando y ahora tenemos una herramienta que nos puede dar información más profunda sobre el cerebro durante las tareas cotidianas, algo que no podemos conseguir en laboratorios o con otros estudios”.

Los resultados mostraron que las áreas prefrontal y parietal del cerebro, que incluyen áreas cognitivas y de orden superior involucradas en la capacidad de una persona para discernir creencias, deseos y metas de otros, fueron las más activas en ambos grupos. Gracias al uso de fNIRS se podrá obtener información fundamental para saber cómo comunicarse mejor en muchos entornos diferentes

Juan Scaliter