Defender el territorio es un comportamiento casi instintivo en los animales. Algunos lo marcan incluso con su propia orina. Pero, ¿es posible inducir el comportamiento violento en esas criaturas? Un nuevo experimento realizado por investigadores del Stanford University Medical Center parece demostrar que si.

Los autores del estudio manipularon en los cerebros de un grupo de ratones, las neuronas vinculadas al sentimiento territorial. Dichas neuronas se encuentran situadas en una región conocida como hipotálamo ventromedial. Y el resultado de su estimulación, fue que los cobayas se convirtieron en animales muy feroces que atacaban a cualquiera que estuviese cerca. Incluso, aunque fueran hembras, algo que no es habitual entre los roedores.

Pero hubo una excepción. Algunos ratones fueron sacados de su jaula habitual y puestos a vivir en la de otros ejemplares. Pues bien, estos ratones introducidos en jaulas ajenas, no se volvían violentos, aunque les manipularan dichas neuronas. Era como si supieran que eran invitados en casa ajena y que, por tanto, tenían que comportarse.

Los investigadores no tardaron en descubrir que ese comportamiento se debía a que los ratones eran capaces de olfatear las feromonas de los dueños de la jaula. Pero, en cuanto les manipularon para anularles esa capacidad olfativa, se volvieron tan violentos como el resto, sin importarles que estuvieran en una jaula que no era la suya.

Vicente Fernández López