Hasta ahora, la mayoría de los estudios señalaban los efectos negativos que plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp representaban para los adolescentes. Pero la moneda tiene otra cara. Así lo afirma un reciente estudio publicado en British Journal of Social Work. Según esta investigación, liderada por Simon Hammond, de la Universidad East Anglia, los jóvenes que se encuentran bajo el cuidado de la asistencia social, se benefician del apoyo psicológico, emocional y social obtenido a través de las redes sociales

El equipo de Hammond, llevó a cabo más de 100 visitas a cuatro centros de atención en Inglaterra durante siete meses. A lo largo de este período, llevó a cabo observaciones sobre cómo 10 jóvenes usaban rutinariamente las redes sociales en su vida cotidiana. También realizó entrevistas con los jóvenes y con sus profesionales de la asistencia social.

“Los adolescentes bajo cuidado – explica Hammond en un comunicado – enfrentan transiciones más duras, más rápidas y más pronunciadas hacia la edad adulta con menos recursos que otros jóvenes de su edad. La inestabilidad a menudo les lleva a sentirse abandonados y aislados en momentos de su vida cuando están más vulnerables. Una red de apoyo social sólida ayuda a lidiar con el aislamiento físico y psicológico que sienten”.
Formar parte de redes sociales positivas, señalan los autores, les ayudó a recomponer una vida social fragmentada y actúa como un puente más allá del entorno del hogar de cuidado inmediato. También les dieron a los jóvenes la oportunidad de establecer contactos con organizaciones que podrían ayudarlos con oportunidades de progreso personal. Sin embargo, no siempre siguen a estas organizaciones por temor al estigma social de ser parte de la misma.

“Esto es importante ya que nuestra investigación revela que las redes sociales deben ser vistas como un recurso importante para el apoyo psicosocial y que los riesgos cambian a medida que los jóvenes maduran y avanzan hacia la independencia”, concluye Hammond.
Este estudio fue parte del programa de investigación Digital Life Story Work que ha durado cuatro años.

Juan Scaliter