Cuando las abejas necesitan una nueva reina, por muerte de la anterior monarca, renuncian a la oportunidad de promover miembros de sus propias familias obreras, optando en cambio por criar larvas de familias «reales», según un estudio publicado en PLOS Biology por James Withrow.

Cuando una reina muere repentinamente, los trabajadores deben seleccionar un grupo de larvas para criarlas como reinas de emergencia, por lo que surge la pregunta de si los trabajadores tienden a mostrar preferencia por larvas de su propia familia, promoviendo así sus propios genes a expensas de los de otras familias.

En el estudio, los autores examinaron el ADN de un promedio de 92 abejas obreras y 85 reinas de emergencia de 6 colonias diferentes. Los resultados mostraron que el número de familias por colonia oscilaba entre 34 y 77, superando en gran medida las estimaciones anteriores. Al comparar el ADN de las reinas de emergencia con el de las familias de la colonia, descubrieron que la mayoría de las reinas de emergencia se criaron en subfamilias con muy pocos miembros, muchas de las cuales son tan poco frecuentes que casi nunca se detectan en muestras de colonias típicas de las obreras. Los autores argumentan que las obreras eligen miembros de otras subfamilias «reales» en lugar de su propia “sangre” para convertirlas en nuevas reinas.

Aún se desconocen las características que distinguen a estas larvas afortunadas de sus compañeras de colmena, al igual que muchos de los factores en juego que anulan un posible impulso de «gen egoísta» que de otro modo les inclinaría a elegir a los miembros de su propia familia para el tratamiento real.

“Si bien muchos de los detalles y mecanismos específicos aún no se han determinado – explica Withrow –, en este momento podemos concluir con seguridad que, aunque la aptitud inclusiva para el nepotismo puede favorecer la crianza a nivel individual, esa ventaja queda profundamente anulada oponiéndose a fuerzas selectivas que actúan en múltiples niveles favoreciendo la cooperación y el altruismo. Aunque ya sabíamos que las abejas melíferas se aparean con una gran cantidad de zánganos para traer diversidad genética a sus colonias, este estudio sugiere que muchas de las compañeras de una reina tienen solo una pequeña fracción de su descendencia total”.
El estudio refuerza la evidencia de que «el bien de la colmena» domina los estrechos intereses genéticamente egoístas de los trabajadores individuales.

Juan Scaliter