Un equipo de científicos de la Universidad de Florida del Sur, liderados por Chuanmin Hu, ha utilizado observaciones satelitales de la NASA para descubrir la floración más grande de macroalgas en el mundo, el conocido como Gran Cinturón del Sargassum Atlántico (GASB por sus siglas en inglés), según un estudio publicado en Science.
El equipo de Hu confirmó que el cinturón de macroalgas marrones llamado Sargassum (sargazo) se forma en respuesta a las corrientes oceánicas. Puede crecer tanto que cubre la superficie del Océano Atlántico tropical, desde la costa oeste de África hasta el Golfo de México, más de 20 millones de toneladas, lo que equivale a unos 200 portaaviones completamente cargados.
Los expertos usaron información de campo para señalar que el cinturón se forma estacionalmente en respuesta a una entrada de nutrientes clave: una derivada de humanos y otra natural. En la primavera y el verano, la descarga del río Amazonas agrega nutrientes al océano, los cuales aumentaron en los últimos años debido al incremento de la deforestación y al uso de fertilizantes.
“La evidencia de enriquecimiento de nutrientes es preliminar y se basa en datos de campo limitados y otros datos ambientales – explica Hu – . Necesitamos más investigación para confirmar esta hipótesis. Por otro lado, en base a datos de los últimos 20 años, podemos decir que es muy probable que el cinturón se convierta en una norma”.
En dosis dispersas en mar abierto, el sargazo contribuye a la salud del océano proporcionando hábitat para tortugas, cangrejos, peces y aves. También produce oxígeno mediante la fotosíntesis como otras plantas. Pero demasiada cantidad de estas algas dificulta que ciertas especies marinas se muevan y respiren, especialmente cuando las capas cubren la costa. Al mismo tiempo, cuando estas algas mueren y se hunden en el fondo del océano en grandes cantidades, puede sofocar a los corales, a otros vegetales marinos y al pudrirse en las costas, liberando sulfuro de hidrógeno, lo que representa un problema de salud para los humanos.
En el Mediterráneo, la presencia de estas algas dependerá de las corrientes y la temperatura marina, aunque algunas de la familia ya lo han visitado, con consecuencias nada favorables.
Juan Scaliter