¿Crees que es un conocimiento baladí? Con la nueva tendencia de irse de vacaciones a granjas y a «descubrir el entorno rural» algunos urbanitas tienen en estos eventos su primer encuentro con una vaca, una oveja o un cerdo. Ellos, acostumbrados a los perros amaestrados y a los gatos ‘comprados’ con un par de mimos a los que les ponen pienso comprado en el súper, piensan que estos animales son similares y funcionan igual. Pero no, aunque hay una cosa en la que coinciden con un animal doméstico: tienen emociones. Por desgracia, identificar la felicidad de un cerdo, no es una cuestión sencilla.
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A pesar de que el estado anímico del anterior es muy reconocible, existe una baja probabilidad de que te encuentres a un cerdo sentado en el asiento trasero de un coche, disfrutando del aire en su cara mientras agita con su patita un molinillo. Más bien los encontrarás en granjas, rebozándose en tierra e incluso bañándose en las cristalinas playas de las Bahamas. Y claro, querrás acercarte. Y acariciarlo. Y, por supuesto, hacerte un selfie. ¿Cómo identificar si el animal está de buen humor para todo lo que tienes en mente?
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Según un nuevo estudio de un grupo de científicos de las universidades de Lincoln y Belfast (sic) la mejor manera de saber si un cerdo está contento es observar si dice muchas veces oink, oink. A más grititos, gruñidos y oink más felicidad alberga en su maloliente cuerpecillo.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores ‘reclutaron’ a 72 cerdos para observar sus reacciones. Esperamos que tras su amabilidad no les convirtieran en jamón serrano.
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Redacción QUO