Una conversación entre astrónomos en Twitter ha servido para hacer un inusual descubrimiento: algunas arañas tal vez podrían ser capaces de ver la Luna. Todo comenzó cuando Jamie Lomax, una astrónoma de la Universidad de Washington, vio como del techo de su oficina caía una lluvia de arañas saltadoras recién nacidas. A través de Twitter, un colega le sugirió que venciera la fobia que sentía hacia dichas criaturas, y se divirtiera un rato jugando con ellas y un puntero laser.
Las astrónoma comprobó así como las arañitas se dedicaban a seguir alocadamente la luz del puntero. Se inició así un animado debate a través de la red social, al que se fueron sumando cada vez más científicos, y que alcanzó su punto más emocionante, cuando se unió a la misma Nathan Morehouse, un investigado que estudia la visión de la araña en la Universidad de Cincinnati.
Morehouse les explicó a través de Twitter que los ojos de estas arañas se asemejaban en cierto modo a telescopios y que, según los cálculos que el misma había realizado, su agudeza visual es tal que no resulta descabellado pensar que tal vez puedan ver la Luna. El investigador explicó que dada la intensidad del brillo de nuestro satélite, esa luz podría alcanzar las células receptoras de las retinas de las arañas. Aunque también se ha apresuró a especificar que no había realizado ningún experimento que lo confirmarse.
Exagerase o no la especialista en visión arácnida, lo cierto es que las arañas saltadoras tienen uno de los mejores sistemas visuales que existen. Disponen de un total de ocho ojos, pero los más sofisticados son los dos de la parte frontal. Cada uno dispone de dos lentes que hacen un primer filtrado de la luz, y tras ellas hay dos estructuras tubulares que llegan hasta una segunda lente. Por eso, los especialistas consideran que estos ojos son como dos pequeños telescopios.
Pero lo más fascinante de sus ojos, es que las retina están formadas por cuatro capas, cuando los del resto de los animales solo tienen una. Tres de las cuatro reciben la simágenes enfocadas y, la otra, desenfocadas. Comparando ambas, la araña puede saber con una precisión exacta a que distancia está un objeto ya que, cuanto más desenfocado se vea, más cerca se encuentra.
Imaginamos, por tanto, que si es capaz de distinguir el resplandor de la Luna, este no le llegará muy desenfocado. Aunque, ¿quién sabe?
Vicente Fernández López