Un habitante de una aldea de la isla de Sumatra, en Indonesia, vivió la mayor odisea de su vida, cuando se encontró frente a una serpiente pitón de un tamaño descomunal. El hombre circulaba en su vehículo cuando «tropezó» con el reptil que estaba bloqueando la carretera. De forma imprudente, trató de apartarla, y fue entonces cuando el animal le atacó.

La serpiente aprisionó uno de sus brazos con su poderosa boca y luego se enrolló en su cuerpo para no dejar escapar a su presa humana. Sin duda, ese hubiera sido el final del protagonista de esta historia, si no llega a ser porque en ese mismo instante apareció providencialmente un grupo de hombres que dio muerte a la serpiente.

El ejemplar medía más de siete metros de largo y fue devorado en un banquete por los miembros de la aldea de su víctima. Se trataba de una pitón reticulada, la variedad en la que se dan los ejemplares de mayor tamaño. El más grande conocido es uno que fue capturado en 1912 en las islas Célebes (también en Indonesia), y que medía más de diez metros y pesaba casi doscientos kilos.

Vicente Fernández López