Respirar va mucho más allá de llevar oxígeno a los pulmones y eliminar dióxido de carbono. Es nuestra fuente de nutrición, pero ¿lo hacemos bien? ¿Cuándo fue la última vez que prestaste atención a tu respiración? Admitamos que, como dice la escritora y divulgadora estadounidense Lynne Everatt, “somos una generación de respiradores superficiales”. En su último libro, The 5 minute Recharge, propone 31 estrategias para renovar, reiniciar y tomar el control de nuestras vidas. “La respiración profunda es algo natural para los niños, pero perdemos la capacidad porque estamos en un estado constante de lucha o huida y de estrés”, advierte.
Respiración táctica
Everatt se inspira en dos técnicas que utilizan los Navy SEALs, la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada de EEUU, para mantener su cuerpo relajado en situaciones de alta presión. La primera es la llamada respiración táctica, para momentos de lucha o huida. Implica todos los músculos respiratorios, desde el pecho hasta el vientre. Colocando la mano derecha sobre el vientre, se realiza una gran exhalación. Luego inhalamos por la nariz, arrastrando lentamente la respiración desde el vientre hasta la parte superior del pecho. Pausa y exhalamos desde el pecho descendiendo hasta el vientre, imaginando que el ombligo toca la columna vertebral. En la repetición, la exhalación deberá ser dos veces más larga que la inhalación. Así tres veces.
De caja
La segunda técnica que propone Everatt en su manual se denomina respiración de caja y los soldados de elite la usan para para agudizar su concentración y permanecer tranquilo en estado de alerta. Consiste en inhalar, retener, exhalar, retener… siguiendo siempre un mismo patrón de tiempo. Se inicia sacando el aire del pecho y manteniendo vacíos los pulmones contando hasta cuatro. Luego comienza la respiración tácita, inhalando por la nariz mientras contamos hasta cuatro y sacando luego el aire desde el vientre hasta el pecho. El movimiento debe sentirse fluido y abierto. En cinco minutos, la autora asegura que habrá aumentado la fuerza de la respiración poniendo en forma todo el repertorio de músculos que intervienen.
Controlar la respiración es, según Everatt, la forma más rápida y efectiva de desencadenar una respuesta de relajación, permitiéndonos pensar más claramente y rendir mejor bajo presión. “Cuidamos mejor nuestros móviles que a nosotros mismos. Si la batería se pone en rojo, inmediatamente nos detenemos y recargamos. Cuando es nuestro cuerpo el que se pone en rojo, seguimos empujándole. Vivir en zona roja significa vivir en un estado de agotamiento que nos hace vulnerables a la ansiedad o la depresión. Lo que hacemos con estos pequeños descansos para respirar es recargarnos de energía”.
Marian Benito