Vinculada a la depresión, la esquizofrenia, a casos de demencia (Alzheimer) y hasta al Parkinson, la anhedonia es un síntoma muy difícil de cuantificar en la población. Pero un estudio realizado en 2014 en el que se vincula a la esquizofrenia, habla de una incidencia en la población de 15 cada 100.000.

Los expertos se refieren a ella como la incapacidad para experimentar placer, es un síntoma muy difícil de tratar y que se puede detectar también en aquellas personas en situación de riesgo de trastornos esquizoides. Hasta ahora no estaba claro si los tratamientos no farmacológicos podían tener un efecto positivo en las personas que sufren de anhedonia y que les impide comprometerse con una situación, un trabajo y en sus relaciones afectivas.

Pero un nuevo estudio, realizado por expertos del Instituto de Psicología de la Universidad de la Academia de las CienciasChinas, ha dado un paso fundamental a la hora de enfrentarse a esta situación. Quince voluntarios con anhedonia social recibieron 20 sesiones de entrenamiento (cinco por semana) en una tarea de memorización (figuras que aparecían y desaparecían de la pantalla). Los aciertos eran premiados con un incentivo económico. Durante todo el proceso se obtuvieron imágenes mediante resonancia magnética para ver que zonas del cerebro se activaban durante el entrenamiento y también antes y después.

En los resultados, publicados en Nature, los autores explican que este tratamiento “puede mejorar el procesamiento hedónico en individuos con anhedonia social. Los resultados también sugieren que existe un potencial para tratamientos no farmacológicos de la anhedonia en pacientes con esquizofrenia o depresión”. Pese a ello también reconocen que este primer estudio no tiene un universo muy amplio y que deberían continuar las investigaciones.

Juan Scaliter