Según un estudio elaborado por investigadores del País Vasco que ha sido publicado en la revista Phiscothema, las madres son las principales transmisoras del sexismo en el carácter de sus hijos (y, evidentemente, hijas).
Los investigadores, se han centrado en analizar de forma independiente las relaciones existentes entre seximo y miembro de la familia, como madre-hija, madre-hijo, padre-hija, y padre-hijo. El motivo de realizarlas de forma individual, es conocer con objetividad el papel que desempeña la cuestión de género en las actitudes y carácter de los hijos. Tras el análisis, los investigadores comprobaron que la madre aparece como una figura de mayor influencia en la trasmisión de las conductas discriminatorias. Según afirma Garaigordobil, coautora del estudio, para la Agencia SINC “el nivel de sexismo de la madre está más relacionado con el de los hijos e hijas que el del padre”.
Para elaborar el estudio, se ha contado con 1.455 adolescentes con edades comprendidas desde los 11 a los 17 años y sus correspondientes padres y madres (648 y 764 respectivamente).
Pero… ¿Por qué?
Según las autoras del estudio publicado en Phiscothema, esto podría deberse a que las madres, por regla general, son las que más tiempo juegan y comparten actividades con los hijos, así como las tareas que les son asignadas por parte de los padres, dentro del hogar. Otra causa de la posible transmisión de seximo por parte de las madres, podría ser los juguetes que regalan a los pequeños, que les sitúan, inevitablemente, dentro de un rol determinado.
“Algunos investigadores afirman que las madres ejercen más la socialización de género con sus hijas y los padres con sus hijos. Nuestro estudio confirma este supuesto”, subraya la investigadora.
Pero al final… todos somos sexistas
Según la misma investigación, las tasas más altas de seximo se dan en los adolescentes varones, es decir, están ligadas al género. La diferencia entre los chicos y las chicas en este caso es abismal. Los padres, también superan a las madres en este aspecto.
También se pone en evidencia el vínculo de la condición socioeconómica y cultural de la familia, con la persistencia de las actitudes discriminatorias. “A mayor posición socio-económico-cultural de la familia, menor es el nivel de sexismo, tanto en los hijos e hijas adolescentes como en sus padres y madres”, concluye la investigadora vasca.
Redacción QUO
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