Como el cuerpo, ella también se cansa. Los primeros síntomas de agotamiento son la sequedad y la disfonía, que puede acabar en una afonía. Hablar mucho, gritar y toser a menudo son malos hábitos que hacen que se resientan las cuerdas vocales. Lo mismo pasa con el consumo de tabaco, alcohol y cafeína. Para evitar sobresaltos, los especialistas recomiendan:
Redacción QUO
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