El pasado mes de diciembre, algunas fuentes militares de Corea del Sur anunciaron su intención de crear una unidad militar especial similar a los Seals estadounidenses que acabaron con la vida de Osama Bin Laden. Y su finalidad no sería otra que la de matar al mismísimo Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte.

Y, ahora, parece que esa unidad ya está operativa. Cuenta con unos mil hombres y ha sido dotada con un presupuesto inicial de 310.000 dólares. Aunque el propósito es dotarla posteriormente con las más modernas tecnologías, incluyendo drones de combate.

Este cuerpo especial ha sido bautizado con el sonoro nombre de «unidad de decapitación». Pero que nadie se asuste. No parece que la vida del líder norcoreano corra peligro, al menos de momento. Tal y como ha reconocido un general surcoreano, el principal propósito es disuasorio, es decir, hacer que Kim Jong-un tema por su vida, lo que le impida tomar ninguna decisión que precipite una guerra.

Es decir, la «unidad de decapitación» no entrará en acción al menos que haya un riesgo confirmado de guerra inminente con sus vecinos del norte. Parece ser que no es la primera vez que el gobierno surcoreano se ha planteado algo similar, y se dice que ya en la década de 1960 quiso crear un escuadrón con este propósito integrado por presidiarios, al más puro estilo de Doce del patíbulo. Pero esa historia suena demasiado poderosa como para ser cierta.

Vicente Fernández López